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butaca de patio

Humor no tan absurdo

Buenas noches, que quería yo hablarle de Dostoievski". "Ah, pues muy bien encantada. Ahora mismo bajo". Este diálogo de humor absurdo en la España rural, incluido como tantos otros magníficos gags en la genial película Amanece que no es poco, refleja el talento del recién fallecido José Luis Cuerda, uno de los directores más importantes de las últimas décadas. Si bien Cuerda transitó por varios géneros y dirigió algunos notables filmes realistas e históricos como La lengua de las mariposas o Los girasoles ciegos, el cineasta albacetense se manifestó como un maestro en sus comedias de humor absurdo. De este modo se convirtió en el heredero de una rica tradición que arrancaría con los disparates de Goya y terminaría en Tip y Coll, Martes y Trece o Joaquín Reyes pasando por la generación de la revista La Codorniz.

Irreverente y revulsivo, utilizado como inofensiva dinamita artística contra todas las convenciones sociales, este humor del absurdo suele ser más temido por los poderosos que la comedia directamente política. Por citar un ejemplo máximo de esta capacidad corrosiva del humor surrealista en el cine bastaría recordar a los hermanos Marx. Podría decirse que muchos sienten esa pasión por una forma de ver el mundo que incluye el escepticismo como filosofía, la burla de la muerte como conjuro y la escatología como liberación. Son tres ingredientes básicos de la película Amanece que no es poco, convertida en una obra de culto para muchos aficionados.

Ahora bien, el cine de Cuerda y antes el de Luis García Berlanga no podrían entenderse sin la influencia de la llamada otra generación del 27 integrada por una lista de espléndidos humoristas, dibujantes y escritores agrupados en torno a La Codorniz durante varias décadas. Nombres como Miguel Mihura, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Neville, Miguel Gila o Tono desplegaron una magnífica obra que se plasmó en el periodismo, el teatro, el cine o la pintura y toda ella teñida de ese humor del absurdo. Lástima que los prejuicios ideológicos contra algunos de aquellos autores, que se alinearon de un modo u otro con el franquismo, mantengan en penumbra unas trayectorias bastante más subversivas de lo que podría parecer. De hecho, la persecución que sufrió La Codorniz por parte de la censura indicaría que la dictadura no veía precisamente con buenos ojos a aquella publicación llena de dobles sentidos y cuyo lema era "la revista más audaz para el lector más inteligente".

El azar ha querido que el fallecimiento de Cuerda coincida con una exposición en Madrid que repasa un panorama histórico de esa tradición humorística bajo el título de Humor absurdo. Una constelación del disparate en España. Pero ¿disparates o más bien un espejo tan sólo un poco deformado? Porque así explicaba Cuerda sus comedias: "Lo que escribo suele estar lleno de ocurrencias que pueden parecer disparates, pero que nacen de lo que ocurre; son tan realidad como la realidad misma. La realidad mental es tan real como la física o la científica, sólo que con consecuencias distintas". En definitiva, un humor no tan absurdo que nos muestra la realidad en forma de caricatura.

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