La Provincia - Diario de Las Palmas

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APUNTES

Con los virus en directo

La guerra de Irak de George W. Bush lanzada el jueves 20 de marzo de 2003 fue la primera transmitida en tiempo real y en riguroso directo. Era espectacular, y "acojonaba un montón", como me decía entonces Paco Pomares. Veíamos caer en tiempo real los misiles sobre Bagdad mientras el reportero iba explicando lo que veíamos por la tele. Se llevaba la cuenta del número de las bombas inteligentes empleadas, de los carros de combate destruidos, de los enemigos muertos o prisioneros. Uno a uno.

Seis años después aparece de repente, como todas estas cosas, la primera pandemia contemporánea, la famosa gripe aviar o gripe A (H1N1/2009). Fue noticia diaria, en realidad en tiempo real, minuto a minuto, en todos los informativos de radio y televisión y ocupando a cinco columnas las primeras páginas en la prensa en papel. El miedo se extendió por todo el planeta desde abril de ese año, 2009, hasta el 10 de agosto de 2010. En junio de ese año la vacuna estuvo disponible y se usó masivamente. En ese periodo se registraron 201.200 muertes, más o menos... Hasta que por donde vino la A se fue yendo.

En Canarias el estado de pánico mundial afectó al sector turístico. Nada nuevo bajo el sol. Todo lo que ocurra en los países emisores, por lejos que estén, termina por afectar el tráfico en los aeropuertos isleños.

El domingo 23 de agosto de 2009 LA PROVINCIA publicó una amplia crónica en la que ya se hablaba de las medidas a tomar en la próxima pandemia, que viene a ser ésta. "Los hoteles han de estar preparados", se decía, "para el previsible contagio de sus clientes y las bajas de la casi mitad de sus trabajadores", "Los establecimientos deberían prever plantas para cuarentenas, el uso de mascarillas en cocinas y zonas comunes y una higiene total", "cuando llegue se plantearán problemas prácticos que hay que resolver antes: quién pagará la prórroga de las estancias por la fiebre, como se renovarán los pasajes, o lo que dicen los seguros"? Tal cual.

Y se añadía: "Una de las características de esta crisis sanitaria es que la epidemia se está viendo en directo y en tiempo real en todo el mundo (?) y eso, además de una mayor información, produce una alarma global".

Alarma global, miedo global, aumentado ahora (marzo 2020) por la generalización de las redes sociales, reino de bulos y timos, y la falta de análisis comparativo que siempre acompaña a un histerismo que es parasitario casi inevitable de la hiperrealidad y el sentimiento de indefensión (o acojonamiento) e incertidumbre. ¿Me tocará a mí?, ¿escaparemos de esta?

En estos momentos, el coranovirus, fichado como Covid19, parece haber entrado en el territorio del caos y de la exageración. Es lo que tiene el pánico.

En la temporada de 2017-2018 se registraron 800.000 casos de gripe en España, con 52.000 ingresados en hospitales y unos 15.000 muertos. Ahora imaginemos que las autoridades sanitarias, y los medios de comunicación, abren los informativos y las portadas de los periódicos con el día a día mortuorio. "Hoy, 40 muertos en Madrid, y tantos otros en Barcelona; tres fallecidos en Gran Canaria, y empate con Tenerife..." Las gente huiría en barquillas mar adentro.

Tanto la letalidad como la mortalidad del coronavirus de Wuhan son mínimas en comparación con la gripe estacional habitual, según los datos actuales. Lo que es alta es la transmisión; el contagio. Porque este virus no le ha sido presentado aún a nuestro sistema inmunológico.

Hay un peligro: que las consecuencias colaterales del alarmismo, desde la OMS hacia abajo, puedan ser más graves que las del propio virus, y disparen una recesión mundial si se vuelve a dar la tormenta perfecta. En condiciones normales la vacuna específica estará disponible en unos meses y, mientras, habrá que convivir con esta especie de anexo de la gripe habitual. Además, vendrán más en el futuro.

Lo que no estaría nada mal es que en los supermercados y tiendas de alimentación sus trabajadores en las secciones de frescos (carnes, pescados, frutas y verduras, y etc.) llevaran guantes y mascarillas. Vale más gastarse unos euros en esa prevención a que Sanidad les cierre el centro una larga cuarentena si se detectara un contagio.

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