La Provincia - Diario de Las Palmas

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Después

No pretendo escribir mis opiniones o reflexiones sobre la situación que estamos viviendo, ni sobre las razones por las que estamos aquí, ni siquiera sobre la gestión que nuestros dirigentes políticos están haciendo durante esta crisis. Sobre todo ello estamos informados o desinformados e incluso víctimas de bulos. En definitiva, ya estamos suficientemente saturados.

Quiero compartir una reflexión sobre el después, eso en lo que todos coincidimos, un momento que llegará y en el que tendremos que afrontar las consecuencias de todo esto cuando volvamos a nuestro día a día, en nuestro puesto de trabajo, en las reuniones con amigos, en nuestras vacaciones o cuando nos relacionemos con desconocidos. En definitiva, cuando cada uno recupere la normalidad en su vida, cuando volvamos a la rutina de lo cotidiano.

Todos estamos viviendo con una enorme sensibilidad lo que esta ocurriendo. Nuestras pieles gruesas se han vuelto finas, permeables, y todo lo vivimos con mas intensidad. Obedecemos las directrices que nos han marcado, expresamos agradecimiento mediante el aplauso y la solidaridad crece desde cada portal con los servidores públicos, con los vecinos, con los mayores, con todos aquellos que son ahora mas vulnerables. Aplaudimos desde la seguridad de nuestros hogares.

Los gobernantes hablan de ayudas económicas en cifras que en ocasiones son hasta difíciles de escribir por la enorme cantidad de ceros que contienen.

Nuestra sociedad intenta reaccionar ante esto sacando lo mejor de cada uno de nosotros, también aflora lo peor en algunos casos, porque la suma de los comportamientos individuales son ahora más que nunca lo que marcara el resultado.

Ante un enemigo común nos hemos unido.

Pero lo que yo me pregunto es que ocurrirá después, cómo actuaremos.

Creo que somos una sociedad con poca memoria, olvidamos o perdonamos muy rápido y creo que tiene mucho que ver con cómo nos afectará a cada uno lo que ocurra.

Así, por ejemplo, aquel que haya perdido a un ser querido recordara para siempre estas semanas y es probable que le afecte en la forma en la que verá la vida a partir de ahora, no solo por la perdida sino por cómo se ha producido y la enorme dureza de las circunstancias, en soledad y casi sin despedidas. Igual ocurrirá con todos aquellos que lo están viviendo en primera línea de batalla, será difícil que lo olviden. Pero y todos los demás , ¿sabremos sacar las obligadas conclusiones?, ¿cómo afectara a nuestros comportamientos?.

La forma en que una sociedad cuida de sus niños y de sus mayores dice mucho de cómo será su futuro. Los niños son el futuro de una nación y los mayores son el futuro que cada uno de nosotros vivirá.

Cuando esto acabe, que lo hará, debemos recordar lo que hemos vivido y aplicar las conclusiones que cada uno haya sacado. El brote de solidaridad no debe acabar en el mismo momento que nos liberemos de nuestro enemigo, todos nos enfrentaremos a la necesidad de tomar decisiones y las tendremos que tomar con este espíritu. Las decisiones individuales, hasta las mas pequeñas, serán fundamentales para que una vez a salvo del virus podamos afrontar los problemas económicos que se van a derivar de esta situación. Tendremos que poner en marcha un motor que nunca habíamos parado. Lo habíamos visto trabajar a menos revoluciones como ocurrió en la crisis que comenzó en 2008, pero nunca había parado y vuelto a arrancar. No sabemos como lo hará, arrancará seguro, pero la forma en que lo haga dependerá de las decisiones que cada uno de nosotros adopte.

Tendremos que tomarlas no solo desde la visión de la rentabilidad económica o desde el miedo. Tendremos que ser valientes, asumir riesgos y perder para luego ganar. En definitiva, no olvidar el espíritu que nos esta guiando en estos días.

Los empresarios deberán comprometerse haciendo el mayor esfuerzo por intentar mantener los puestos de trabajo, los trabajadores tendrán que esforzarse en ser mas productivos para que las empresas sean mas competitivas, crezcan y creen empleo. Los gobernantes siendo valientes tomando decisiones, impulsando políticas expansivas para reactivar la economía y todos, en la medida que podamos, salir a la calle a recuperar nuestras vidas, a hacer que la economía se mueva ya que no será el momento del ahorro sino del gasto. Este motor tiene su principal combustible en el consumo, en la demanda. El estado aporta el aceite que puede lubricar y facilitar, o en ocasiones dificultar, el movimiento pero el autentico factor clave que hace que gire es la demanda.

La mejor manera de agradecer a todos los que están en primera línea su sacrificio es que volvamos cuanto antes a nuestras vidas, que minimicemos entre todos las consecuencias posteriores. Ahora están bien los aplausos, después tendremos que tomar decisiones, después estaremos nosotros en primera línea.

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