La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

El 'desconfinamiento'

No sé si una vez acabe el coronavirus se podrá decir lo mismo que con el orinal de Duchamp, del que siempre se afirmó que realizó una infiltración definitiva en la concepción moderna del arte y el objeto. El virus, paradójicamente, puede llevarnos a una especie transhumana, mejorada en lo intelectual y lo científico. Queda en el aire lo político, aunque hay un intento de eterno retorno a los Pactos de la Moncloa, que más que un propósito parece una curiosidad de hemeroteca. Pero no olvidemos la solidaridad que crece en la sociedad, tampoco la responsabilidad, salvo casos aislados, para cumplir con las normas del estado de alarma, a lo que hay que añadir el vértigo de una clase dirigente que por primera vez en muchos años va a tener que estar por encima de sus miserias cotidianas. A estos retos se une la consideración de la profesión científica, devastada por el austericidio; la revalorización de la sanidad pública y sus trabajadores; la redistribución de la riqueza bajo una crisis espantosa; un palpitante cambio en las relaciones humanas... ¿Una exageración? Está claro que saldremos noqueados, con la estabilidad emocional hecha trizas, pero también con una enorme capacidad para no soportar más la arbitrariedad ni la pesada bota de la impunidad. Y no por una necesidad excitante de convertir el coronavirus en un arma contra el gobierno, sino más bien porque el mismo Ejecutivo ha repetido hasta la saciedad de que no va a dejar a nadie en la cuneta, un compromiso que va a tener que cumplir: los confinados salen a la calle a ver qué mundo les toca vivir, a conocer cómo es la protección que les espera, a despedirse de lo que se quedaron en el camino por la pandemia, a observar de cerca el estado de sus trabajos y de sus empresas, y todo ello envuelto en el dolor intransitable de los recuerdos irrecuperables. En realidad es un hombre nuevo, un español distinto, el que abre la puerta de su casa para saludar a sus vecinos y para ir a comprar el pan en libertad. En Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, el protagonista repite siempre "preferiría no hacerlo", una expresión que le viene como anillo al dedo a esta nueva etapa que se avecina, el desconfinamiento, donde el poder va a tener que saber cómo desconfinarnos.

Compartir el artículo

stats