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RESETEANDO

Javier Durán

Día para la 'canariología'

Habría que remontarse a un remoto desastre natural sólo archivado en la memoria oral o a las posguerras del siglo XX para encontrar, entre las fauces de la hemeroteca, una sensación de aislamiento tan certera como la que hemos pasado -ahora más relajada- por el confinamiento de la pandemia. Igual que en otras ocasiones extremas para la supervivencia insular, no queda más remedio que tirar de la pedagogía para explicar en qué consisten las Islas y la insularidad. Consta que la emergencia sanitaria roba todo el tiempo a la gestión política, dedicada también a apagar el fuego en el departamento educativo, pero el Día de Canarias debería ser hoy más que nunca un instrumento para hacer canariología desde una cuestión muy meridiana: en un mundo hiperconectado, las islas aún siguen siendo dependientes, vulnerables a la asfixia desde que se derrumba el turismo, el tejido económico prioritario hasta que se pueda complementar con otro todavía no descubierto. Resulta un drama que en este planeta marcado por la fluidez de los datos, Canarias tenga que hacer un sobreesfuerzo para comunicar sus peculiaridades frente al hecho continental. Constituye un asunto común a la hora de las negociaciones políticas con el Gobierno central, pero también cuando se trata de cerrar un negocio con una empresa foránea. Tanto en un ámbito como en otro existe un déficit de conocimiento, hasta el punto de que lo que le corresponde al Archipiélago por derecho es considerado una compensación, cuando no una limosna o hasta una extorsión de carácter nacionalista. Expertos universitarios lamentan, sin ir más lejos, la ignorancia que existe en el exterior sobre el llamado fuero fiscal canario, cuya antigüedad no es valorada pese a ser superior al de otras autonomías mejor posicionadas. Otro tanto de lo mismo se puede decir de la progresiva pérdida de influencia cultural de Canarias, cada vez más conformista con la ignorancia y carente de motivación para extraer lo mejor de su historia. ¿Qué ha sucedido? Habría que preguntárselo a los que nos han minituarizado más de los que somos, porque estos pensamientos no son, ni mucho menos, para encerrarnos en sí mismos, sino más bien para conseguir transmitir la insularidad en la era global en la que vivimos. Algo estamos haciendo mal cuando no acaban de entendernos y sólo nos dan rango de factoría turística ahíta de subvenciones. Canarias tiene que hacerse valer, pero desde la brillantez.

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