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APUNTES

Golpe de timón de AVT en su Gobierno

Los primeros nombramientos del mandato de Ángel Víctor Torres como presidente de Canarias fueron, sin duda, resultado de las presiones internas, externas y medio pensionistas sobre el nuevo jefe del Ejecutivo regional. Los intereses de los barones insulares y municipales, que 'confiscan' como propiedad territorial algunos cargos, los intereses de los socios de la coalición, algunas 'sugerencias' de fuera?.conformaron un puzzle falto de piezas que compusieran un conjunto armónico y eficiente. Hubo alguna crítica o planteamiento de duda razonable en la prensa, si bien más solitaria que acompañada, que visualizaba una gestión complicada. No hacia falta ser profeta ni vidente, ni echar horas por la noche en la tele en los espacios de tarotistas, astrólogos de pacotilla y demás fauna esotérica.

Luego, la 'maldita pandemia' demostró que los malos presentimientos de la gente informada y con experiencia están basados en las evidencias científicas que marcan los antecedentes y el método comparativo. Una precisión: no es cierto lo que me decía un rector de que todas las comparaciones son odiosas. Lo son, sí, pero sólo para el que pierde en ellas.

Las destituciones, camufladas frecuentemente bajo el eufemismo de dimisiones, de las consejeras de Sanidad, Teresa Cruz Oval, y de Educación, la catedrática de Filosofía de la ULL María José Guerra, con todos sus equipos, ante el fracaso indisimulable de ambas en sus cometidos en medio de los efectos devastadores de la Covid19, fue el primer síntoma de que Ángel Víctor Torres había decidido tomar el 'mando único' y echar por la borda los cabos que le amarraban a motivos ajenos a la gobernación autonómica.

Los dos 'consejeros encargados' para responder con garantías a los desafíos ya indicaban la hondura del cambio: se pistaba por 'pesos pesados' con una trayectoria validada por los resultados en diversos cometidos: Julio Pérez al frente de Sanidad, y José Antonio Valbuena en Educación.

Por fin el nombramiento con intención de definitivos de Blas Trujillo en Sanidad y de Manuela de Armas en Educación, visualizan que se ha elegido el camino de que 'los experimentos, con gaseosa', como dicen que decía Eugenio D'Ors. Ambos, además de una trayectoria sólida, llevan 'mensaje': cuando el conjunto peligra, lo primero que peligra son las cuotas que no cuenten con un perfil y una 'mochila' adecuada. El presidente de Canarias, que también es el Secretario General del PSOE en Canarias ha enviado un mensaje alto y claro a los virreinatos isloteñistas: el Estatuto le da a él, y solo a él la competencia de nombrar a 'su' Gobierno, así como la responsabilidad por el éxito o el fracaso de la gestión de la política y la Administración autonómica.

Blas Trujillo, competente consejero de Trabajo en el gobierno de Jerónimo Saavedra, tiene las condiciones de salida necesarias para afrontar en el puente de mando el mayor riesgo sanitario que ha tenido Canarias en un siglo. Tendrá, además de tomar decisiones imaginativas, fundadas y valientes, adaptadas a los movimientos y rebrotes del virus, que 'reconstruir' la sanidad pública con nuevos parámetros. Es fundamental volver a dar protagonismo, y convertir en una prioridad, la atención primaria y la salud pública, ambas desarboladas en los últimos treinta o más años. Estas dos son la avanzadilla de la Sanidad Pública frente a las epidemias y pandemias de todo tipo. Sin embargo tanto sus plantillas como la consideración de sus profesionales y la importancia en el organigrama del SCS no es solo insuficiente: es un constante desprecio a un trabajo siempre clave e imprescindible pero mucho más en estos confusos tiempos en que la globalización también globaliza la enfermedad y los virus y los mosquito transmisores de enfermedades, y los 'bichos' en general. No hay mayor desprecio por ejemplo con la salud pública que su plantilla sea ahora la mitad que hace treinta años, y que sus salarios sean muy inferiores a los de los demás facultativos del Servicio Canario de Salud.

Por su parte, Manuela de Armas, maestra, lanzaroteña, fue viceconsejera de Educación cuando el socialista José Miguel Pérez, catedrático de Historia de la ULPGC, era consejero del área y vicepresidente del Gobierno. Los dos dieron sobradas muestras de su competencia y buen hacer. Es del dominio más o menos público, aunque hasta ahora sin confirmar en sus pormenores, que en las dos universidades hubo candidatos y que hasta un rector mostró su disposición, e-mail mediante, a sacrificarse por el pueblo si se le ofrecía el puesto.

Pero esta posibilidad no se tuvo seriamente en cuenta. Las universidades públicas canarias no atraviesan su mejor momento, y por lo visto AVT no quiso exponerse a un nuevo fracaso. Tanto la ULL como la ULPGC, me comentan fuentes de mi mayor confianza, deben en primer lugar demostrar su capacidad para mejorar en la tablas clasificatorias de las universidades públicas españolas y cumplir algunos requisitos, reiteradamente demandados por el Tribunal de Cuentas, por la Audiencia de Cuentas de Canarias, por el sentido común y por el alumnado, que desciende constantemente mientras aumenta el de las privadas.

El caso de la ULPGC, además, es especialmente notorio y actual. El rotundo fracaso en la investigación más competitiva, el 'Plan Nacional de I+D', frente a la ULL y muy por debajo de la media nacional, puede reputarse como escandaloso en una universidad que está entre las que mayores descuentos de docencia hacen por investigación.

Por último, el caso de un candidato a catedrático al que la ULPGC ya lo daba como tal antes de examinarse, el ex consejero de Turismo Sergio Moreno, cuota gomera, y una presunta intervención en su favor del rector Robaina en el proceso tras la negativa del Tribunal a aprobarlo, que se ha extendido como la pólvora, introducen posibilidades razonables de inestabilidad institucional, principalmente porque las elecciones están en las hojas de este calendario 2020.

No les 'arriendo' las ganancias a Trujillo y De Armas. La consejera, como profesional de la educación, conoce bien el 'andar de la perrita'. Y Trujillo el de la suya.

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