La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Punto de vista

La victoria de Lenin

Galapagar ya no es la dacha del padrecito, ni siquiera la morada del líder de la revolución. Acaso sea el pabellón de la hipocresía y el icono del aburguesamiento del nacionalpopulismo de izquierdas. La pirueta del partido morado sólo la conoce Lenin de todos los Santos, ese otro Lenin, ajeno al original, del cual recibió el nombre, pero que ha sido fiel guardián de la Verdad. Atento a la mentira y en continua alerta ante la falsedad, cuando los demás dormían, él se aprestaba a descubrir los complicados juegos del partido de los de abajo.

Me han negado hasta tres veces que el pequeño gnomo de Podemos revelara lo que estaba ocurriendo en aquella mansión, llegando incluso a poner en duda su propia existencia. Sin embargo, la Verdad a la que se había juramentado, le ha venido a dar la razón. Según las últimas noticias, lo que Lenin de todos los Santos había sentenciado aquí o allí se ha mostrado como real. El enano barbón ya había hablado de falsedad mucho antes de que un tal Calvente la declarara en los medios de información a cuenta de unos sobresueldos en negro. Nuestro pequeñín ha estado siempre dispuesto a iluminar a quien se acercara a él y a quien quisiera escuchar con la debida paciencia. Uno sólo ha transcrito sus sabias palabras, que han devenido en proféticas.

En pocas ocasiones, un personaje de ficción -a él no le gusta que le llamen así- se ha aproximado tanto a lo que es la realidad política de este país, pero, quién sabe, lo que no puede decir, ni siquiera plantear, una persona de carne y hueso, lo hace un ser que procede del mundo de la fantasía. Que ahora un par de abogados, despedidos por la cúpula de la formación morada, pongan el foco sobre las irregularidades de los allegados del Hombre Dios viene a confirmar que el viejo dicho de que la "realidad nunca es superada por la ficción" es totalmente falso. Fue nuestro Lenin de todos los Santos el primero en adelantar el piececito en la denuncia de las incoherencias materiales de los de Galapagar y el primero también en anunciar la extraña relación entre las proclamas del líder y las soflamas de los antiguos falangistas. Lo que no esperaba, aunque en el fondo lo suponía, era que en sus propias filas encontrara el Profeta de la Revolución el reverso de la moneda.

Venido para la regeneración de la política, ha terminado por asumir lo peor de la vieja guardia, la que robaba a espuertas y glorificaba el latrocinio nacional. El macho alfa de Podemos está a un paso de sucumbir ante la desfachatez de unos argumentos viciados por la hipocresía, y todo gracias a Lenin de todos los Santos, el gnomo del jardín de la mansión en la sierra madrileña, que lo anunció con muchos meses de antelación, cuando nadie era capaz de verlo y mucho menos decirlo en público. Por eso, en este día y no en otro, hay que celebrar una victoria, la victoria de un hombrecito de piedra que, cuando cae el sol, toma vida y va en busca de la Verdad. Como escritor de periódicos no encuentro mejor definición del periodismo y se la debemos a él, un ser inocente entre tantos servidores de la mentira y la falsedad.

Compartir el artículo

stats