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Desirée González Concepción

Acción de gracias ¿por qué no?

La celebración del Día de Acción de Gracias es una fiesta nacional celebrada principalmente en Estados Unidos y Canadá. Su origen tiene connotaciones religiosas y se relaciona con dar gracias a Dios por la buena cosecha del año.

Esta festividad tiene sus raíces varios siglos atrás, cuando los primeros colonos llegaron a EEUU procedentes de Inglaterra. Según la tradición, un grupo de colonos ingleses llegados a Plymouth (Massachusetts), sobre el año 1621, decidió celebrar la buena cosecha del otoño junto con los indios Wampanoag como muestra de reconocimiento por haberles enseñado técnicas de cultivo y caza. Fue en el año 1863 cuando el presidente Lincoln proclama oficialmente esta festividad decretando día no laborable en todo el país.

Actualmente se continúa festejando cada último jueves de noviembre y su origen permanece casi intacto. La tradición indica reunirse en casa del pariente más anciano para agradecer y compartir las bendiciones del año. El pavo relleno con salsa de arándanos es el protagonista principal de esta cena tan especial.

Dado que ese jueves de noviembre los establecimientos permanecen cerrados, las tiendas dan el pistoletazo de inicio de las compras navideñas el siguiente día con importantes descuentos. Viernes que todos conocemos como el “Black Friday”.

Importamos la cultura americana sin ningún tipo de reparo: Papá Noel, Halloween, el propio Black Friday…Devoramos sus productos sin ningún tipo de análisis: Mc Donalds, Burguer King, los donuts de Homer Simpson ( Dunkin Donuts),…Instauramos sus firmas de moda en las principales calles de nuestras ciudades. Consumimos todo tipo de apps que llegan desde el país más poderoso del mundo: Google, Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, Amazon,… Suspiramos por sus actores, modelos, cantantes, deportistas,… Perdemos nuestras tradiciones para adoptar las costumbres de una sociedad donde las apariencias mantienen a su población totalmente anestesiada. Entramos en el juego de narcotizarnos con miles de estímulos importados y superfluos perdiendo nuestra propia identidad, viviendo de cara a la galería, galería que si es americana…¡ mucho mejor!

Me llama poderosamente la atención cómo no se nos ha ocurrido celebrar el Día de Acción de Gracias en España, es cierto que sus orígenes nada tienen que ver con nosotros, al igual que todas las otras fiestas americanas. Pero, sin embargo, pienso que es la única festividad que podría celebrarse en buena parte del mundo independientemente de las creencias sociales o religiosas. Resulta evidente que todos tenemos razones para agradecer; agradecer por ser, por estar, por trabajar, por tener salud, por nuestros logros, por nuestras derrotas, por nuestras experiencias, por nuestra familia, por nuestros amigos, por lo que se fue, por lo que vendrá,…

Hoy reivindico celebrar la fiesta de la gratitud. Normalmente vivimos instalados en la queja y en la expectativa, no mostrándonos conscientes ante lo que tenemos. Para disolver esta queja constante debemos conectarnos con una gratitud sincera, realizando un verdadero acto de humildad. Coincido con el escritor Tonny Robbins “cuando eres agradecido el miedo desaparece y aparece la abundancia”. El Dalai Lama también se pronuncia al respecto “cuando practicas la gratitud, existe un sentido de respeto hacia los demás”. Y todos habremos hecho referencia alguna vez al popular refrán “es de bien nacidos, ser agradecidos”.

Existe antídoto para este malestar continuo que se respira en nuestra sociedad, se llama agradecimiento y tiene incluso el poder de transformar nuestro cerebro. Desde el punto de vista de la neurociencia, se sabe que la gratitud eleva la autoestima, mejora el bienestar, la empatía y la felicidad del que la practica. Asimismo favorece el sueño, el optimismo y la resiliencia. ¿Acaso conocemos alguna celebración que sea capaz de aportarnos tantos beneficios? La buena noticia es que podemos practicarla todo el año y no requiere de ningún tipo de gasto.

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