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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Rótulo envenenado

La princesa Leonor se va de España, igual que su abuelo”. La equiparación final alude a la escapada del emérito Juan Carlos I tras conocerse sus turbias operaciones financieras, una afirmación, en todo caso, a la que se antepone el “se va”, salida impetuosa, a escape, se entiende, de la heredera, que realmente se va a Gales a seguir sus estudios. El rótulo apareció y se quedó estacionado en un programa de La 1 de TVE, y ya ruedan cabezas dada la adhesión a la monarquía que ha provocado la leyenda y la repulsa por la falta de profesionalidad periodística del químico del engendro. Y no hablo de error fatal porque tiene todos los aromas de una provocación prefabricada, ya sea para un lado o para otro: reventar el medio público -por cierto, metido en la selección de un presidente- convirtiéndolo en un panfleto, o bien la teoría del caos que maquina la ultraderecha española con sus infiltrados en puestos clave del organigrama nacional. Contra el expediente al o a los responsables del rótulo se ha levantado la voz de Echenique por Podemos, que ha preguntado si detrás de la celeridad ejecutiva de Rosa María Mateo está el malestar de Zarzuela. Una pregunta que demuestra la relación envenenada de la izquierda-izquierda con los medios de comunicación del Estado, que en el caso de caer en sus manos nos arrastrarían a una especie de Pravda o Granma. El petardo colado en La 1 necesita una investigación por respeto a la audiencia y al presupuesto público, que paga los sueldos de sus funcionarios. No es suficiente con varios ceses, sino que hace falta aclarar cuál es la raíz de lo que podría parecer un colocón por un porro o una inestabilidad psíquica por un resacón del fin de semana. Está claro que el país, sumido en una pandemia de alto voltaje, no está para bromas ni para que su televisión pública se consagre como plataforma para mentiras o bulos que tan bien han cuajado en otros soportes de compleja contención. El insólito caso de la princesa Leonor pone otra vez sobre el tapete la necesidad de que TVE se aproxime cada vez más al modelo británico de la BBC, una cadena pagada con un impuesto abonado por los ciudadanos. El hecho del rótulo demuestra que el control del Congreso de los Diputados no garantiza que existan aspiraciones de hacer de la cadena un brazo político, óptica desde la que hay que entender la leyenda que acompañaba a la noticia de la heredera. Lo peor es que hay buenos profesionales que han visto empañado su cometido de informar.

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