La Provincia - Diario de Las Palmas

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Ángel Tristán Pimienta

Suez pasa por Canarias

Ha vuelto a ocurrir. Por enésima vez en nuestra historia. Un suceso lejano, ocurrido a miles de millas náuticas de Canarias repercute en el Archipiélago de manera más o menos directa. Acción-reacción, podría decirse.

Es cosa de la geografía, ese “factor inmutable de la historia” al que se refería con su agudeza estratégica el canciller Bismark. También el rey de Marruecos Hassan II acudía a este concepto para explicar las frecuentes tensiones entre España y su país. No es el destino quien las crispa. Es la posición de cada uno en el mapa, y las circunstancias previsibles o imprevisibles que les ha tocado vivir. El factor de la inmutabilidad, claro está, también tiene a grandes rasgos ingredientes de relatividad.

Por ejemplo, el diplomático e ingeniero francés Lesseps con su idea, primero, y su obra después, modificó los kilómetros y acercó lejanas naciones. En Suez, o en Panamá – aquí con muchos problemas y conflictos- la Tierra se estrechó al no tener que circunnavegar África o América para cambiar de Océano. Y, en fin, si no se hubiera construido el canal en medio del desierto egipcio para reducir las singladuras el papel de estas Islas habría sido mucho más determinante en el tráfico marítimo mundial… y eso no es siempre bueno. Tiene demasiados efectos secundarios.

Tampoco, claro, habría encallado el súper porta contenedores ‘Ever Given’ donde lo ha hecho, provocando un ‘maremoto’ imprevisto en la economía global. El bloqueo de este atajo en el agua, de 190 kilómetros de longitud, ahorra más de 5.000 millas y miles de millones de euros al año.

Si el reflotamiento tarda más allá de un par de días, las navieras pondrían en marcha, o sea, avante toda, el ‘plan b’: rodear el Cabo de Buena Esperanza. Eso implica pasar por Canarias. De hecho en La Luz ya están preparando las cosas para atender este imprevisto. Las ‘cosas’, o sea, las labores del rescate, no pintan bien. Si en Agaete se tardó más de una semana en reflotar al ‘Bentago Expréss’ de la compañía ‘Fred. Olsen’… ahora todo se multiplica.

En las ocasiones en que esto ha ocurrido, como en la guerra árabe-israelí de 1973, o del Yom Kipur, el puerto de La Luz se vio ‘tomado’ por cientos de petroleros y cargueros que se dirigían desde Asia a Europa. Desde la Avenida Marítima los grandes barcos dibujaban una línea casi continua en el horizonte. Fue una gran oportunidad para el negocio portuario.

Algo similar fue cuando una desastrosa cosecha de cereales en Ucrania provocó una situación crítica en la URSS, que tuvo que buscar abastecimiento urgente de Estados Unidos y Canadá. Los ‘silos flotantes’ que transportaban 15 millones de toneladas de maíz y trigo compradas aprisa y corriendo por el Kremlin en 1979 también pasaban por el Archipiélago en su ruta hacia el Báltico o el Mediterráneo.

Mucho antes, en 1904, el ‘Diario de Las Palmas’ daba cuenta del paso por aguas canarias de una escuadra rusa que se dirigía a combatir en la guerra ruso-japonesa que duró hasta 1905 por las ambiciones encontradas del imperio ruso y el Imperio del Japón en Manchuria y Corea.

En la Primera Guerra Mundial, y a pesar de la neutralidad de España, el Archipiélago se vio envuelto en la contienda. Buques corsarios y submarinos alemanes hundían barcos mercantes o cargueros en el Atlántico Medio. Los náufragos llegaban a veces en botes salvavidas o transportados por buques que se los encontraban en el agua. En una casa y solar de lo que es ahora el parque de Santa Catalina y las calles Luis Morote y General Vives se instaló un centro de acogida y retención de náufragos donde, según ‘La Provincia’ de aquellas fechas se concentraban ciudadanos de docenas de países.

La ‘era de las comunicaciones’ que empezó con la gesta colombina y el Descubrimiento de América por el resto del mundo conocido- si los mexicas hubieran descubierto Castilla y Europa la historia habría sido obviamente al revés, cosa que por lo que parece no acaba de entrarle en la mollera al presidente victimista y populista mejicano López Obrador- puso en un primer plano a ‘Las Afortunadas’.

Ahí empezó la llamada ‘renta de situación’, que en realidad hasta entonces había sido aprovechada únicamente por extraños, incluyendo a los romanos o fenicios que desterraron a las islas a una población norteafricana, hombres, mujeres y niños, porque los aborígenes o ‘guanches’ que encontraron portugueses, mallorquines y castellanos (etc.) no conocían la ciencia de la navegación; y los que la aprendieron como esclavos de las razias bereberes no regresaron para crear escuela.

Hoy día esta centralidad ultramarina continúa. El terrorismo yihadista en el Sahel provoca una huida masiva de la población de Mali o Niger, por ejemplo, o de Marruecos y Argelia, o de Mauritania y Senegal, o incluso desde los lejanos estados del Golfo de Guinea.

España participa en misiones internacionales de ayuda a fuerzas armadas o de prevención acrecentando su ‘poder blando’ en la zona, de lo que ‘Casa África’ es un excepcional punto de encuentro. Unidades militares participan con las de otros países en el Sahel con diversos objetivos para el establecimiento de la paz; también buques de la Armada con base en LPGC, patrullan con la ‘diplomacia gris’ por el litoral africano.

La avalancha de cayucos y pateras obedece a distintas causas, ciertamente. Están las mafias, eso es innegable, que se aprovechan de los desesperados. Como prueba están esos niños y adolescentes que son la única esperanza para sus familias. Pero luego está la amenaza yihadista de los trastornados fanáticos admiradores del Califato, y la corrupción sistémica de gobiernos que se turnan en la rapiña y que mantienen a sus poblaciones en una miseria sin horizontes. Huir es un impulso natural. Y Canarias está en la ruta hacia el paraíso soñado. Otra vez en el eje.

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