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Manolo Ojeda

Cartas a Gregorio

Manolo Ojeda

Ya no hay un futuro como el de antes

Querido amigo, ya nadie puede asegurar que vaya a tener un trabajo que le permita comprar un piso donde vivir y formar una familia con un par de hijos a su cargo, como hacíamos antes.

Si tuviéramos una máquina del tiempo como en la película de Michael J. Fox, viajaríamos al pasado, pero para quedarnos allí, porque en aquel entonces teníamos un futuro mejor.

Ahora, no solo tenemos un presente más que lamentable, sino que el futuro puede que sea aún peor.

Cuando teníamos quince años, estudiábamos para poder conquistar el futuro, un futuro que se nos presentaba ilusionante y prometedor, pero ahora la juventud estudia una carrera para mañana tener que verse en la necesidad de trabajar como camarero con un contrato eventual.

Ya no hay futuro como el de antes, Gregorio. Por eso la gente joven no se casa ni quiere tener hijos, y tampoco puede comprar una vivienda porque no sabe si mañana la va a poder terminar de pagar.

La administración da prioridad a la compra de casas privadas por medio de hipotecas abusivas en contra de la creación de viviendas sociales de alquiler de carácter público, una decisión que coloca a los españoles a niveles que están diez veces por debajo de la media de los demás países europeos. Sin embargo, las administraciones han concedido a los bancos beneficios fiscales para la compra de viviendas privadas alegando que facilita la creación de puestos de trabajo, cuando la construcción de viviendas públicas crearía igual o más trabajo, más seguro y mejor remunerado.

A ver cómo le decimos ahora a nuestros hijos que, para llegar a ser un hombre de provecho, hay que estudiar para poder conseguir un buen trabajo.

El trabajo te hará libre, era la infame bienvenida que daban los alemanes a los presos judíos que deportaban a los campos de trabajo y exterminio durante la dictadura nazi, un irónico y cínico recibimiento. Algo parecido le hemos estado prometiendo a nuestros hijos.

Se me revuelven las tripas ver en la televisión programas como “MarterChef” cuando al mismo tiempo se forman colas interminables en los comedores de Cáritas para recoger comida. Es como si aconsejáramos a los refugiados de las islas griegas de Lesbos que deben seguir una dieta mediterránea…

De todas formas, Gregorio, espero que toda esta situación sirva al menos como una señal de alarma y que la crisis nos haya enseñado que la construcción de viviendas asequibles y sostenibles es la única forma de afrontar el problema social y ambiental que tenemos y que vamos a tener que seguir sufriendo.

La poca sensibilidad de la administración y los abusos de los bancos tienen que acabar si no queremos que esta ruina se prolongue por tiempo indefinido, y nuestros hijos tendrán que aprender de nuestros errores para que el futuro ni siquiera vuelva a ser el de antes, sino aún mejor.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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