La Provincia - Diario de Las Palmas

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A pie de muelle

La relación Puerto-Aeropuerto

La comunidad portuaria tiene claro que detrás de un gran puerto debe haber una gran ciudad y un aeropuerto internacional.

Con sus servicios sanitarios, aprovisionamiento, restauración, reparación, consignación, transitarios, transfers, hostelería, transportes, etcétera, ofrece un conjunto atractivo que tiene un alto nivel de competencia con otros sectores logísticos del entorno.

Una cuestión que hay que tener en cuenta es la conexión Puerto-Aeropuerto, ya que el Puerto de Las Palmas aporta una gran cantidad de viajeros relacionados principalmente con las tripulaciones de los buques que escalan. Durante la pandemia se produjeron algunas escalas de buques, precisamente como consecuencia de la disminución del trafico aéreo. Es evidente, a la vista de los datos, la gran dependencia que hay entre estos dos puntos de transito, que tienen que trabajar de forma coordinada para tener éxito y repercutir de forma positiva en la economía de Gran Canaria.

Como apuntaba, uno de los servicios demandados por los armadores es el cambio de tripulantes, antes o después de una larga singladura. Gracias a nuestra situación geográfica privilegiada y a la capacidad de conectividad de nuestro aeropuerto, estas operaciones se realizan con suma eficacia, salvo por un pequeño inconveniente que tiene fácil solución si las autoridades competentes grancanarias se ponen a ello. Se trata de facilitar los transfers a los operadores portuarios para que estos recojan a los tripulantes que se incorporan a sus buques a través del aeropuerto. Esto se viene realizando toda la vida con máxima normalidad, pero ahora se está produciendo una improvisación que no tiene sentido, que resulta incomprensible para los armadores y que esta creando perjuicios económicos.

Estas son algunas de las razones por las que los tripulantes necesitan ser atendidos nada más bajar de su avión por operadores portuarios especializados, que trabajan estrechamente con los consignatarios, reciben sus instrucciones y conocen los principales problemas a los que se pueden enfrentar:

- La mayoría son súbditos de terceros países, fuera de la Zona Schengen, que requieren de un visado especial, gestionados en y por las embajadas españolas en sus países y refrendados por la policía y agentes portuarios en nuestro país.

- Los agentes consignatarios locales debemos hacer una declaración responsable sobre la actuación de estos señores y asumir su repatriación si fuera necesario, afrontando los costos.

- Tienen que presentarse en la Policía de Fronteras para su tramite oficial de entrada y salida del territorio nacional y europeo, y para ello deben ir acompañados de su agente local debidamente autorizado y previamente registrado en esa comisaría como persona gestora para estas formalidades.

- No hablan nuestro idioma para poder identificarse ni explicar a qué vienen ni a dónde van.

- A su llegada desconocen a dónde deben ir y la ubicación del buque al cual vienen destinados.

- Al tener todo el viaje contratado, no disponen de posibilidad de pago alguno.

- Traen consigo, porque así lo requiere su condición, grandes equipajes y en muchos casos transportan artículos imprescindibles para la convivencia a bordo y en ocasiones algunos objetos que tienen que ser declarados en Aduanas.

- Hay buques que demoran la llegada, por lo que es necesaria la asistencia a los tripulantes hasta que llegue y deben pernoctar en hoteles acordados con su agente local.

- En fin, todos sabemos y deseamos que al final de un viaje tiene que haber un recibimiento acogedor y eficaz, máximo con los protocolos adicionales necesarios y obligatorios por la incierta situación que atravesamos y el cansancio de largas horas de vuelos y terminales.

Debemos continuar con nuestra tradicional acogida, agilidad, sencillez, facilidad y categoría de servicios.

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