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Reseteando

Javier Durán

El ‘brexit’ fue una fiesta

El pendoneo de Boris Johnson entre fiesta y fiesta con su camada cercana, entre vino y vino, mientras el resto de los británicos las pasan canutas con las restricciones de la pandemia y la reina Isabel II llora enlutada la muerte de su querido Felipe de Edimburgo en el recogimiento monárquico que se merece su figura inquietante... Todo ello, digo, lleva a pensar que el brexit fue una fiesta donde «el mentiroso» (así lo bautizan los tabloides) meneaba su corpachón y se despeinaba como un corsario inglés, más pirata que marino, en disposición de hacerle una emboscada imperial al continente. Estremece y pone los pelos de punta que semejante vividor haya puesto a su país al borde del abismo, y cree de paso una de las mayores crisis de la Unión Europea. Fue una fiesta de mentiras su campaña para desalojar a los ingleses de la UE, a los que vendió la pomada, entre otros ungüentos, de que el Reino Unido pagaba una factura descomunal para que la sanidad de sus vecinos europeos estuviese a punto. Los británicos, que hacen recuento de las fiestas a las que asistió el premier durante las restricciones por la pandemia, reflexionan sobre la intensidad festiva de su primer ministro: ¿no habrán sido los invitados de un enorme party en el que se tomó la decisión de que su país abandonase la UE? Y es que la vida del periodista frustrado se reduce estos días a permanentes y confusas entradas y salidas de fiestas o a su protagonismo en un vídeo viral donde, aún como alcalde de Londres, se desmelena bailando en otra fiesta. Y ya son muchas. Dada tanta exaltación dionisiaca, casi la de un pequeño dictador que demuestra sus poderes a un pueblo masacrado por el hambre (aquí por el coronavirus), se recauchuta la teoría de la política como un enorme absurdo (por no decir broma). Y el más contundente de todo es que la Historia siempre nos ofrece la posibilidad de colocar en lo más alto a un dislate con poderes para cambiar el sentido de las agujas del reloj. Y el sujeto lo hace, y a lo mejor hasta sigue la fiesta en Downing Street.

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