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Canarias pierde al sabio de la botánica isleña

Adiós David

Conocía a través de un amigo común que David Bramwell estaba en estado crítico y que estaba siendo tratado a base de paliativos en su domicilio. Ayer llamé a Juli Caujapé, director del Jardín Canario Viera y Clavijo y me confirmó la noticia, hace un instante le comunicó a Victoria Eugenia su fallecimiento.

Adiós David

Tengo a mi lado el pequeño libro editado en la Colección Pellagofio, Pellagofio Ediciones Mercurio en 2013 titulado «Mis primeras exploraciones por las islas Canarias» cuaderno de campo de David Bramwell, cuyo prólogo tuve el honor de escribir a petición del autor y de mi lejano pariente Yuri Millares, periodista responsable de la edición de la mencionada colección.

En este momento transcribo algunos datos, a modo de recuerdo, que ayudan aliviar la tristeza que me embarga cuando el buen amigo y colega acaba de transitar hacia ese infinito sin retorno al que tarde o temprano, nos encaminaremos todos.

David vino a Canarias el año de 1964, como estudiante, formando parte de una excursión científica organizada por la Universidad de Liverpool. Su etapa más fructuosa en aquellos años fue su estancia en Tenerife entre septiembre de 1968 y junio de 1969 para realizar el trabajo de campo sobre la revisión del género Echium, su tesis doctoral. Recuerdo que se alojó durante ese tiempo con Zoë su mujer en San Juan de la Rambla en una casa de la familia de su amigo tinerfeño Antonio Bello Pérez, biólogo nematólogo, Profesor de Investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.

Durante su estancia entró en contacto muy pronto con Eric R. Sventenius, a quien siempre consideró su maestro en Canarias. Sventenius por aquellas fechas investigador del Jardín Botánico de la Orotava se encontraba finalizando su etapa tinerfeña y era un hecho su vinculación al Jardín Canario Viera y Clavijo, del que fue su creador. Era inminente su nombramiento como primer director de su obra predilecta. Con Sventenius aquel año David y Zoë recorrieron de manera intensa Tenerife y ocasionalmente algunas islas. Sventenius, también maestro mío, me lo presentó y juntos hicimos algunas excursiones. Recuerdo a finales de 1968 nuestra visita al barranco del Infierno en Adeje a recolectar el endemismo local Sideritis infernalis y la visita a la playa de Troya, del mismo municipio, por aquellas fechas aislada y solitaria sin edificio alguno. A menudo venía a visitarme a mi despacho de la universidad donde me contaba los resultados obtenidos y de paso, a conocer a los biólogos botánicos, que por aquellas fechas se estaban formando en la cátedra. Al final de su estancia en Tenerife dejó 300 duplicatas de pliegos de plantas que se conservan en el herbario de la Universidad de La Laguna (ULL).

Fallecido trágicamente Sventenius hubo que buscar y nombrar a un nuevo director del Jardín, que por aquel tiempo, iniciaba su etapa de esplendor posterior. Una tarde de finales de agosto de 1974 el presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria D. Lorenzo Olarte Cullen reunió en el Jardín a un grupo de personas. Hacía algo más de 14 meses que había sido atropellado por un vehículo y fallecido Eric R. Sventenius. Los reunidos entre los que recuerdo al profesor Antonio González y González, decidimos por unanimidad, proponer al doctor David Bramwell director del Jardín. El profesor Vernon Heywood, catedrático de la Universidad de Reading, su maestro, apoyó esta propuesta.

Una vez tomado posesión del cargo comenzó su brillante carrera al frente del Jardín.

Corresponderá a sus discípulos y compañeros escribir su fecunda y brillante historia al frente del Jardín más importante de Canarias que goza de un prestigio social y científico de alto nivel y que yo he nombrado en distintas ocasiones como una de las joyas culturales y científicas mas significativas de la isla de Gran Canaria y de hecho de la Comunidad Autónoma de Canarias. Su prestigio internacional se deberá en gran parte a la inteligente labor científica y de gestión del doctor Bramwell.

Personalmente quiero constatar con agradecimiento que tuvo la generosidad de dedicarme una especie descubierta por él en su querida isla de La Gomera: la col de risco de la Gomera Crambe wildpretii. Gracias David.

Para finalizar mis sentimientos a la isla de Gran Canaria por la pérdida de un hijo adoptivo. A su hijo, que no conozco personalmente pero si por su padre un abrazo y para Yolanda su mujer en este momento duro con el cariño y todo el afecto de Victoria Eugenia, nuestro hijo Wolf Hermann.

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