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El palique

Llamaditas

Ha hecho falta una crisis prebélica en Ucrania para que Pablo Casado llame a Pedro Sánchez. Gila revivido: ¿está el enemigo?, que se ponga. Lo que ha unido Ucrania que no lo separe el hombre. Ni las sesiones de control en el Congreso. Ni las elecciones en Castilla y León. Huele a consenso en política internacional aunque ni el presidente tiene muy claro qué haremos ni dónde estamos: ahí lo vimos balbuceando en rueda de prensa cuando se trataba de decir que podría haber sanciones a Rusia.

- Oiga, también podría haber llamado Sánchez a Casado.

- Pues sí, y nos hubiera brindado igualmente asunto para el artículo.

Los adolescentes dicen cuelga tú, no cuelga tú, replica el otro. O al menos eso era antes. Ahora los jóvenes no hablan, se mandan audios o se mandan a la porra. Casado llama a Sánchez con el resquemor con el que se llama al que le estás haciendo la cama para quedarte con tu puesto el día que es su cumpleaños. A Sánchez le molesta el apoyo de la oposición, parece. Incluso más que las diatribas y tanganas y enfrentamientos que le proporcionan sus socios de gobiernos, que unos días son prorrusos y otros leen a Faulkner. Amanece un acuerdo en política exterior, que no es poco. Sánchez está en deuda telefónica con Casado, lo cortés sí quita la valiente, así que tendrá que tenerlo informado, aunque sea por Telegram. Casado se sube a Ucrania para alcanzar rango de hombre de Estado y Sánchez quiere rebajarlo a mero coñazo telefónico. Casado no llama a las tres para no ser confundido con el comercial de una compañía telefónica. Aquí lo que queremos decir es que hay que llamarse más y lamentarse menos. Casado bien puede haberle dicho a Sánchez guárdate mi número. A lo que el presidente alegaría guárdate tus consejos. Los partidos de Estado harían bien en coger al Putin por los sueños. A Sánchez no lo llama ni Dios, sabiendo que Dios es Biden. Casado sí, que ahora exhibe esa llamada como un logro. En Inglaterra ocultan las fiestas y aquí hacemos noticia de una simple llamada. Confiemos en que haya otras de carácter más discreto. Llamadas, queremos decir. En esto de Ucrania nos jugamos mucho, pero ellos se dedican a jugar con el teléfono. Igual que hay alguna empresa o aplicación que te bloquea a petición tuya el número de tu ex a ciertas horas para que no lo llames ni le escribas borracho de madrugada, los próceres podrían instalarse una app que les activara el sentido de Estado en según qué casos. Dicen que España no pinta nada. Será porque todo nos lo gastamos en pinturas de guerra. Interna. En factura telefónica, no.

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