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Juan J. Benítez de Lugo Massieu

El callejón del gato

Juan J. Benítez de Lugo Massieu

¡Fracasados!

Sí, fracasados, desacreditados por los reiterados descalabros que han decepcionado a propios y extraños en los diferentes intentos por solucionar los problemas de los ciudadanos. Eso y no otra cosa son los actuales políticos de todos los colores y de todos los países, fundamentalmente de lo que conocemos por occidente.

Parece mentira la falta de liderazgo que existe a nivel mundial que ponga de acuerdo a una tropa de dirigentes que han sido elegidos por los ciudadanos precisamente para resolver, entre otros, los problemas que hoy, nunca mejor dicho, los ciudadanos demandan de sus dirigentes.

La guerra, palabra en boca de todos que, con la misma abierta, asisten atónitos a una sucesión de hechos deleznables y atroces sin que pase nada. Parece mentira que la propia falta de memoria histórica con mayúsculas, que no es otra cosa, en el fondo, que falta de cultura para haber aprendido del pasado, de cómo ocurrió y cómo se sucedieron los hechos. Ahora nos encontramos a las puertas de una nueva guerra mundial, y nos plantamos ante el televisor como si no fuera con nosotros, ¡ha! Eso sí, nos suben, qué digo, nos ponen por las nubes el precio de la gasolina, la luz, el gas y el resto de productos que al calor de las bombas y a ritmo de villancico, suben y suben y vuelven a subir.

¿Donde están los lideres de antaño? ¿Pero no hay nadie que le diga al señor Putin que hay derrotas que tienen mas dignidad que una victoria pírrica? Claro, que como dijo Winston Churchill.

Hay algunos que van de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo. Es espeluznante ver cómo, con tanto fracaso, no han sido capaces de convertirlo en la experiencia suficiente para no cometer los mismos errores.

La esperanza no es lo mismo que el optimismo, que es lo que parece «invadir» las sesudas cabezas, sin darse cuenta de que las cosas no salen bien si no tienes la certeza de que tiene que tener sentido independientemente de cómo resulte.

Quizá, ahora mismo, la esperanza es como el sol, arroja todas las sombras detrás de nosotros. ¿Por cuánto tiempo? Siempre habrá algo bueno en nuestra sociedad, por lo que merezca la pena luchar.

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