La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Billete de vuelta

Feijóo y el santo grial

El PP ha encontrado en Alberto Núñez Feijóo el santo grial. El proceso de exaltación, por vía de urgencia, del líder gallego, un político curtido en ganar elecciones y en practicar el ejercicio de la paciencia, ha funcionado a modo de catarsis en unas siglas que parecían condenadas a una larga y penosa travesía del desierto.

La aparición del Moisés de las rías ha pillado desprevenido al faraón, pendiente de sofocar escaramuzas internas en su gobierno y de explicar a la corte su extraño proceder en otro montón de arena legendario, en las dunas del Sahara.

Con Feijóo al frente, el PP ha dado un salto abismal del Pentateuco al Nuevo Testamento, en lo que para los populares el nuevo liderazgo tiene de anunciación y advenimiento. No quiere decir que la buena nueva de la derecha tradicional española vaya a convertir de la noche a la mañana el maná en votos. El político que convirtió a Galicia en la Baviera cantábrica tiene ante sí una tarea monumental e ingente como las pirámides: enterrar las pugnas internas (cuestión aplicable a los reinos de taifas, como Canarias, donde haberlas haylas); tender puentes con el PSOE en los grandes asuntos de Estado para evitar la peligrosa radicalización del Gobierno, y debilitar el crecimiento de Vox, de manera que en el extenso territorio que separa a Sánchez de Abascal crezca una pradera de moderación que ansían tantos votantes de este país, hartos de polarización y populismos.

De igual forma que los concilios ecuménicos se producían siempre tras el advenimiento de las herejías, el Partido Popular cerró ayer un impoluto traspaso de poderes en un congreso donde triunfó la ortodoxia, tras la convulsión interna que obligó a desatar el nudo «teodoriano».

Acabar con los adoradores del becerro de oro que tanto quebranto provocaron al prestigio de las siglas es otra tarea ciclópea a acometer, si no quiere acabar el gallego ardiendo en el fuego de su propia zarza.

Compartir el artículo

stats