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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

El rey del bloque derechoso

Aún en la resaca pura y dura de la sanxenxada del hijo de don Juan de Borbón, cismático contra Felipe VI, cabe hablar de dos monarcas en España: uno legítimo y otro apoyado por el PP y Vox, que han pedido respeto y libertad de cadera (quizás hasta de paraísos fiscales) para el emérito Juan Carlos I, al que le importa un huevo (y uno y medio, o dos) la ética y la hipótesis de que la monarquía no llegue a su nieta. El entrante Feijóo no ha querido marcar su territorio frente a Abascal y se ha apuntado a la bazofia de que hay una conspiración de los republicanos contra la jefatura de Estado, pergeñada a través del residente en Abu Dabi. En uno de esos especímenes polimaniacos que sólo se dan aquí, derecha y ultraderecha se han alineado con el cesante autoexiliado y le han infligido un bofetón llamativo al monarca. Extraño posicionamiento entre defensores tan acérrimos del statu quo como son los populares, pero indicio más que suficiente de los peligrosos acantilados que visita de la mano de su desequilibrado socio. La sobreexposición de Juan Carlos I y el calor que le ha ofrecido la oposición (derecha y derechona) nos sitúa en un escenario con dos reyes, uno amparado por los mecanismos sucesorios que establece el texto constitucional y otro por aclamación de los defensores de un modelo que precisamente rechaza el titular de la Corona. Es cierto que frente a Vox hay que estar abierto a cualquier posibilidad, incluso a las más increíbles o dantescas, según se prefiera. Pero el caso del PP es distinto. Se trata de un partido que ha gobernado, que conoce la estructura del Estado y que no debería ir de inocente frente a las golosinas envenenadas que lanza Vox, partido del que no logra desembarazarse tal como hemos visto. Quizás una de las claves se encuentre en el último audio de Villarejo conocido: el Gobierno de Rajoy, a través de Cospedal, supo de la fortuna oculta del emérito dos años y medio antes de que estallase el escándalo. Si en aquel momento lo silenció, no viene a cuento ahora una exaltación a favor de Felipe VI y su deontología profiláctica.

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