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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Franco y LGTBI, ¿por qué no?

En Arco 2020, el artista Riiko Sakkinen colgaba un cuadro con el lema «Franco no fue tan malo como decían». De inmediato, se le acusó de blanquear al dictador, mientras él decía que se trataba de todo lo contrario. Años atrás, en 2012, Eugenio Merino encapsulaba al sátrapa en una máquina expendedora de Coca-Cola. Son sólo dos ejemplos de artistas que nacieron después de la dictadura y que no tienen reparos en utilizar la tétrica figura para provocar. Ese mismo año, Fernando Sánchez Castillo compró el yate Azor en una subasta y con su chatarra creó la pieza Síndrome del Guernica, expuesta en Matadero Madrid. A la Concejalía de Igualdad capitalina le ha apetecido, no sé si de forma consciente o a lo loco, meterse en este berenjenal entre apología e ironía con un vídeo de estética NO-DO, muy facha, falangista, en blanco y negro, y rodado en la habitación del Hotel Madrid donde durmió el golpista. Una escenografía que, en principio, parece llevar al espectador a un ritual fascista, pero que en un giro copernicano acaba siendo una exaltación del movimiento LGTBI, con una adaptación exclusiva de la leyenda troncal del franquismo y su potaje: «Una, grande y libre», el mensaje de toda una generación, y también la condena para otra no menor. No han sido los de Vox y otros recalcitrantes los que han sentido el cosquilleo de la indignación, sino más bien los que han visto que la libertad sexual no se puede enmarañar con un sanguinario que intentó curar la homosexualidad con los inventos del doctor filonazi Vallejo-Nájera, «el Mengele español». Esperemos que la edil de Nueva Canarias (NC) María del Carmen Reyes defienda el vídeo y no se arrugue, pese a que ya se ha alzado el crisol de hijuelas intolerantes que conforma el espectro local de las identidades sexuales. El objetivo evidente de provocar se ha cumplido con creces, pero por desgracia la política no funciona con los mismos esquemas que el arte, donde transgredir cotiza. Más allá de escupir censura, se trata de analizar reacciones ante el relevante ensayo, que toca en la tapa de la caja negra.

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