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Xavier Carmaniu Mainadé

Entender + con la Historia

Xavier Carmaniu Mainadé

Golf británico, fútbol ucraniano

Acaba de celebrarse The Open, el torneo de golf británico que es una de las competiciones deportivas más antiguas que existen, y que solo ha detenido su actividad por culpa de las guerras y el coronavirus.

Este fin de semana, los amantes del golf han vivido un momento muy especial: la celebración de la edición 150 del Abierto Británico, que tiene tanta solera que se conoce simplemente como The Open.

Es uno de los eventos deportivos más antiguos que se organizan y, como casi todo, también tuvo que suspenderse durante la pandemia. Una decisión impactante porque solo había dejado de jugarse durante las guerras mundiales, aunque eso no significa que los británicos abandonaran la práctica del golf durante esos conflictos.

En nuestro país quizá sea visto como un deporte minoritario y elitista, pero en tierras británicas es muy popular y la gente lo entiende como parte de sus tradiciones. Por eso, durante la Segunda Guerra Mundial lo convirtieron en un elemento más de la resistencia colectiva ante la agresión nazi.

En septiembre de 1939 estalló la guerra, y cuando Hitler empezó a avanzar por Europa, también quiso atacar el Reino Unido. A mediados del verano de 1940, la fuerza aérea nazi puso en marcha una ofensiva contra las islas que se conoce como Blitz. La idea era diezmar las defensas y allanar el camino para una posterior invasión terrestre. Dado que muchos campos de golf estaban (y están) cerca de la costa, se convirtieron en lugar de paso para los aviones nazis. Por ejemplo, fue el caso del Royal Saint George’s Club, campo en el que el año pasado se celebró la edición 149 de The Open. Después de que cayeran las primeras bombas en 1940, el Ejército británico instaló baterías antiaéreas camufladas en diferentes puntos del recorrido. Consciente de que aquello convertiría el club en un objetivo de las fuerzas enemigas y que, por tanto, tenía todos los números para acabar destruido, uno de los socios más veteranos de la entidad, Ronnie Crittenden, quiso hacer los 18 hoyos por última vez. Le hizo de cadi su propio mayordomo, que al completar el recorrido le sirvió una copa de champán para brindar por una época que estaba a punto de desaparecer.

En otros campos también se prepararon para un hipotético desembarco nazi. El Rye Golf Club de Sussex fue minado y en el Old Course de Saint Andrews pusieron estacas y cavaron trincheras para que el enemigo no lo utilizara como pista de aterrizaje. En Surrey, en cambio, las instalaciones siguieron abiertas y en funcionamiento. Y eso que entre octubre de 1940 y junio de 1941 cayeron un millar de bombas en las inmediaciones, y algunas incluso impactaron contra los edificios anexos que rodeaban los agujeros del recorrido.

Pese al evidente peligro, los socios del Surrey querían demostrar que la agresión nazi no les intimidaba y siguieron practicando su deporte favorito. Eso sí, redactando reglas temporales fruto de las circunstancias. El primer punto pedía a los jugadores que recogieran los restos de metralla que se fueran encontrando mientras hacían el recorrido para evitar que estropearan las máquinas cortacésped. También se hacía explícito que si durante un partido había un bombardeo, los golfistas podían ir a protegerse sin que esto alterara su puntuación. También se señalaba que si una bola era movida o destruida a consecuencia de una acción enemiga, se podía sustituir por otra sin que ello comportase penalización alguna. Este reglamento incluso contemplaba la posibilidad de que hubiera una explosión simultánea de una bomba al momento de golpear la bola. Si esto ocurría, se podía repetir el golpe sin que el golfista sumara un golpe extra.

Cuando esto llegó a oídos de los nazis, enseguida lo utilizaron como herramienta de propaganda para ridiculizar a los británicos, acusándoles de frívolos. Pero en realidad era todo lo contrario. Es parecido a lo que ocurre ahora en Ucrania, donde se ha reanudado la liga de fútbol y también se ha redactado un reglamento específico debido a la guerra. Y es que por más que el enemigo intente acabar con la vida de un país, sus habitantes buscarán todas las formas posibles para plantarle cara, y eso pasa por mantener la máxima normalidad y seguir practicando deporte.

solera

St. Andrews, golf desde el siglo XV

Aunque la primera edición de The Open se celebró en el Prestwick Golf Club en 1860, en la época moderna el lugar más emblemático donde ha tenido lugar la competición es el Old Course de Saint Andrews, en Escocia. Es por eso que ha acogido la edición 150. En Saint Andrews, el golf es un deporte ancestral. Hay constancia documental de que se practica, como mínimo, desde el siglo XV.

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