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Fernando Canellada

Azul atlántico

Fernando Canellada

José Miguel Pérez y Juan Negrín

El rector Lluís Serra ha querido exornar la liturgia tradicional universitaria de la apertura de curso con la lección inaugural del catedrático de Historia Contemporánea José Miguel Pérez García, un intelectual no solo respetable por su sabiduría y por su relevancia en las ciencias del espíritu y en la historiografía sino también por su tarea de compromiso con la transformación de la sociedad en la que vive. El acto inaugural, como se puso de manifiesto el viernes con las palabras de Serra y una sentida ovación del Paraninfo puesto en pie, ha supuesto un reconocimiento público a una figura académica, a un gran universitario canario y a un ilustre profesional de la Historia. Una de las carreras más sólidas del ‘alma mater’ de Las Palmas de Gran Canaria y con una profunda preocupación por la libertad.

El sacerdote José Alonso Morales nos abrió las puertas de la amistad y, después de estos años, con el imborrable recuerdo del filósofo y promotor del Aula Manuel Alemán en nuestro sentimiento, hay sinceros motivos que justifican el personal reconocimiento al profesor José Miguel Pérez. Uno de carácter intelectual. Ha demostrado que lo esencial es reconocerse como persona y que, lo demás, sea lo que sea, es secundario. Investigador y profesor extraordinario, tras su inopinado periplo como dirigente socialista, José Miguel Pérez se ha mostrado como un maestro de la convivencia y la amistad. La suya, silenciosa y tenue, es voz que orienta y sugiere, atenta a la historia y a la actualidad. Ha contribuido a la formación de estudiantes, de espíritus libres, a quienes atiende con la estimulante generosidad de los grandes de corazón. Su sencillez en el trato hace más admirable la autoridad moral que nace de su conducta personal.

José Miguel Pérez, como riguroso historiador y patrono de la Fundación Juan Negrín, ha contribuido a esclarecer aspectos de la historia oscuros o tergiversados por ignorancia o mala fe. Como ha reflejado en su lección magistral universitaria, en la que trató del nombramiento de Juan Negrín como presidente del Consejo de Ministros el 16 de mayo de 1937, el profesor Pérez expone hechos, convencido de que el conocimiento detallado de lo ocurrido, con un relato bien explicado y sin juicios de valor, permitirá formarse una correcta opinión de como fueron las cosas.

Ha terminado por imponerse en él la pasión de profundizar en una etapa clave de la historia de España y, como objeto de estudio la persona de Juan Negrín con los documentos imprescindibles de sus archivos personales. José Miguel Pérez se ha convertido en uno de los máximos especialistas españoles en el nefasto y violento siglo XX.

No tiene que arreglar cuentas con nada ni con nadie. Su intervención académica ha sido instructiva y dentro de su carrera una amena pincelada en medio de esfuerzos más vastos. España está muy necesitada en nuestros días que se diga y se enseñe la verdad.

Este es un boceto de un hombre cortés y firme. Sirva para terminar estas líneas la clave que los biógrafos de Juan Negrín, en el capítulo de su vida que relató José Miguel Pérez a la comunidad universitaria, allá por el belicoso año de 1937, atribuyen al presidente del Gobierno de la República: «Resistir, resistir, resistir».

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