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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Los siete magníficos

Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno, ayer en el Consejo de Gobierno. F. Marimón

Hace unos días terminaron el papeleo y ahora están esperando la respuesta (positiva) de la administración. Son los siete concejales del PSOE de Arona que se rebelaron contra el alcalde, José Julián Mena, y le presentaron una larga batalla hasta que el pasado 28 de septiembre solicitaron abandonar el grupo municipal socialista. Mena había ganado. Después de sufrir que se le abriese un expediente de expulsión por la dirección federal del PSOE el alcalde, un prodigio de contorsionismo político, consiguió frenar en los tribunales el intento de liquidarlo políticamente y hace ya más de un año la expulsión quedó anulada por el juzgado. Los rebeldes, que supuestamente contaban con el apoyo del partido, se quedaron estupefactos y luego intensificaron su conspiración, curiosamente, sin abandonar las áreas de gestión que casi todos ostentaban. Esperaban alguna reacción, un gesto, una miradita de la dirección insular del PSOE o de Ángel Víctor, Ángel Víctor, ¿por qué nos has abandonado? Ha sido una pérdida de tiempo. Los hechos y las conversas han dejado ya perfectamente claro que Mena será de nuevo el candidato socialista a la alcaldía de Arona para 2023. Es harto improbable que repita la mayoría absoluta. Pero es caso seguro que encabezará la candidatura más votada.

Los siete magníficos que pretenden liberar a Arona del menismo –a su juicio una setina de corrupción e iniquidades– pretenden presentarse a las elecciones con un nuevo partido o agrupación de electores. El invento, todavía no registrado, se llamará Más por Arona y los justicieros se las prometen muy felices para el próximo mayo. Pero obviamente se trata de un espejismo. Tal vez si la lista la capitaneara un concejal con algún tirón –por ejemplo, Pura Martín– consiguiera algún edil gracias a los votos que pueden acumular en el Valle de San Lorenzo. Pero nada más. «Los verdugos son fácilmente reconocibles», dijo una vez Sartre. «Todos tienen cara de estar muertos de miedo». Los electores suelen reconocer a los que montan chiringuitos electorales medio año antes de las elecciones. Tienen cara de desesperados.

Se asegura que Más por Arona cuenta con un padrino de excepción, que no ha organizado el cotarro, pero que está dispuesto a ayudarlo eficaz, silenciosa, casi paternalmente: Casimiro Curbelo. Ya en 2019 el virrey gomero intentó moverse en el sur de Tenerife para arañar algún voto y abrir una vía con el fin de clonar su socialismo insularista más allá de su propia isla. Se gastó –según se malician muchos– una cantidad considerable de pasta en saraos y cenas. Pero los resultados fueron realmente malos. Curbelo, incansable, vuelve a la carga. Ahora dispondría como aliado de un partido nuevo con capacidad –aunque reducida– de obtener representación. Para evitar que el cabreo de los socialistas no llegue a ser peligroso, el presidente del Cabildo de La Gomera tiene un instrumento básico: los tres votos de su grupo parlamentario. Y un argumento –en realidad una frase– que ha repetido muchas veces en sus diálogos con Ángel Víctor Torres o sus edecanes: «Si al final todos somos socialistas». Es improbable, por tanto, que el PSOE haga nada contra las andanzas de Curbelo por esos sures de dios. Si al final todos somos psocialistas los concejales de Más por Arona apoyarán un gobierno de progreso. Si al final todos somos socialistas no me vas a tocar a los que han entrado a trabajar en las empresas públicas bajo mi patronazgo. Si todos somos socialistas quiero unos presupuestos que hagan cantar de gozo a los alegres colombinos. Si todos somos socialistas no puede haber problemas entre nosotros, ¿o es que en la izquierda, en el Parlamento, alguien no entiende que una debilitación de la Agrupación Socialista Gomera es patinazo a una mayoría progresista en la próxima primavera? Todo el mundo lo entiende. Hasta los siete magníficos.

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