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El problema del agua en Canarias y la solución

Es imperativo la confección de un plan regional, con consideración de estratégico para resolver el grave problema de agua para todos los usos en nuestras islas

Potabilizadoras de Gran CanariaLa Provincia

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En este pasado verano en muchos puntos de la España continental y del conjunto de la UE ha surgido un nuevo y grave problema, la falta de lluvia, que ha secado ríos y pantanos, provocando grandes incendios con las graves consecuencias que todos conocen y que se pueden agravar mucho más si la situación de cambio climático se mantiene en el tiempo con resultados dramáticos a corto plazo en muchas comunidades con alta población y escasez de recursos hídricos.

En Canarias parece que esta situación no nos concierne, no porque tengamos abundantes lluvias y todos nuestros embalses y presas estén llenos y los acuíferos a rebosar, sino porque tenemos una amplia red de plantas desaladoras de agua de mar que ya no sólo suministran agua a la población sino también a buena parte de nuestra agricultura. En algunas islas, como es el caso de Gran Canaria, se está bombeando estas aguas a cotas superiores a los 1.000 metros.

Elevados consumos de electricidad

Pero este sistema de producción artificial de agua potable tiene un problema que no es técnico, pues se dispone de una tecnología ampliamente superada y disponible, sino los elevados consumos de electricidad producidos a partir de energías fósiles que presentan dos amenazas graves: su presumible escasez por un lado y los elevados costes por otro. Un ejemplo paradigmático es lo que está sucediendo con la desalación de agua en Fuerteventura donde la factura de electricidad del CAAF ha pasado de 5 millones de euros el año pasado a más de 18 millones de euros en este año. Los ayuntamientos y el cabildo de la isla están alarmados y buscan ayudas y subvenciones en un intento de no subir los precios, ya de por si altos, a los consumidores. Esta situación no es más que el inicio, el aviso, de lo que está por venir si se sigue por la misma senda.

Si hay una región en el mundo donde siempre se ha padecido el problema del agua y donde más intentos se han hecho por paliarlo son las islas Canarias, desde pozos y galerías hasta plantas desaladoras pasando por presas y embalses de todo tipo y tamaño, partiendo tanto de la iniciativa privada como de la pública. En particular son de destacar los esfuerzos por desalinizar agua de mar mediante actividades de I+D entre las que se pueden mencionar: la desaladora solar en El Cotillo (1975); la balsa solar de Cañada del Río, en Fuerteventura (1977); desaladora de agua de mar con tubos de teflón instalada en Jandía, Fuerteventura (1979); planta desaladora por energía solar de Arinaga, Gran Canaria (1978-1982); planta desaladora por energía solar con lecho de picón, instalada en Jinámar, Gran Canaria; planta desaladora de agua salobre accionada por energía eólica en la finca de Moriscos, en Gran Canaria. Los proyectos: Aerogedesa (ITC 1997); Sodesa (TIC) (1997); Dessol (ITC) (1998) o Sadwes (ITC) (1997. Este último, realizado a partir de una tesis doctoral, sobre la viabilidad técnica de desalar agua de mar a gran escala con energía eólica en sistemas aislados de la red eléctrica.

Basándonos en la experiencia de algunos de los proyectos anteriores, en particular del Sdawes, a lo largo del pasado año y éste hemos realizado dos estudios básicos para construir dos plantas desaladoras de agua de mar con destino a la agricultura en el centro y el norte de la isla de Fuerteventura con el condicionante de ser accionadas exclusivamente con energías renovables. Los resultados de estos trabajos son la producción de 680.000 y 2 millones de metros cúbicos al año, respectivamente, a partir de energía solar y con un coste de producción de 0,40 euros por metro cúbico. 

Energías renovables

La ventaja de estas plantas de desalación con energías renovables no son sólo sus bajos costes de producción y su permanencia en el tiempo al ser insensibles a los costes de las energías fósiles, sino también constituyen una forma magnífica de solventar la utilización de las energías renovables y facilitar su acumulación en este caso en forma de agua desalada, así como su mínimo impacto ambiental convertido en la práctica en la devolución al mar de una salmuera en muchos casos libres de componentes químicos y que la experiencia demuestra que el impacto en el agua de mar desaparece a los pocos metros del punto de vertido. En realidad la desalación de agua de mar con energía solar no hace más que replicar lo que hace la propia naturaleza pues cada día el sol se evapora millones de m3 de agua de mar que posteriormente cae en forma de lluvia. 

Estos proyectos y estudios muestran que la desalación de agua de mar con el uso exclusivo de energías renovables es la solución para disponer agua potable para urbanos y agrícolas con independencia del régimen de lluvias. Incluso puede pensarse que en un futuro el agua potable procedente de la lluvia que antes caía en las montañas y era transportada a las zonas habitadas más bajas por canales ahora será producida en el mar y bombeada a las zonas interiores y más altas que la necesiten.

En el caso de Canarias puede afirmarse que el problema de la falta de agua de lluvia, que hasta ahora se ha mitigado con el vaciamiento de los acuíferos con la consecuente pérdida de masa forestal y de producción agrícola y los altos y crecientes costes de producción y un impacto ambiental elevado, ya no es tal y que con un plan adecuado de instalación de este tipo de plantas desaladoras en todas las islas el problema puede resolverse para siempre. Ya no se podrá decir que es un mal año porque no llueve, sino que es un mal año porque no hay viento ni sol y eso es, literalmente, imposible.

Por tanto es imperativo y prioritario la confección de un plan regional con la consideración de estrategia que aúne los esfuerzos públicos y privados para resolver, urgentemente, el grave problema de agua para todos los usos en nuestras islas. Un plan que además debe ser holístico puesto que su impacto en los sectores energético, agrícola y ganadero, industrial, turístico, de protección del patrimonio natural biótico, sanitario, de seguridad, etc. va a ser considerable. En suma, un pilar fundamental del desarrollo sostenible de Canarias.

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