Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Fortaleza estrena museoCabildo de Gran Canaria

Reflexión

Voluntariado para la promoción del Patrimonio Cultural canario

Quizás pudo existir en algún momento, salvo para muy instruidos, la idea de que había pocos rastros del pasado de Canarias y de que lo que podía quedar se asemejaba a las cumbres peladas de la isla de mediados del siglo XX, es decir, aparentemente nada especial que observar más que perfiles de paisajes de roques y precipicios. Pero en esa misma época en la que todo parecía un campo liso y seco, ya se estaba trabajando en alumbrar otros tiempos y, de la misma forma que se ha ido recuperando la vegetación de la isla, ha ido acumulándose una ingente información sobre el patrimonio histórico resultado de un esfuerzo científico permanente que trabaja y estudia en todos los puntos del archipiélago nuevas fuentes de conocimiento de la historia de Canarias.

Hemos tenido el prejuicio (inducido o no) de que había pocas fuentes sobre nuestra historia, pero aunque se hayan perdido documentos importantes, los investigadores están ofreciendo nuevos conocimientos, principalmente al ampliar el inventario del patrimonio cultural de Canarias, desvelándolo y explicándolo mejor, haciéndolo accesible y permitiéndonos valorarlo como un acervo común que es preciso proteger y conocer para que la sociedad lo disfrute y lo transmita a las siguientes generaciones.

Ligados y paralelos al esfuerzo académico, hay un avance político-institucional de creación y consolidación de múltiples órganos administrativos autonómicos, insulares y locales para el patrimonio cultural, así como un desarrollo de la archivística y de la actividad de los cronistas oficiales que nos han permitido situarnos en ese contexto en el que estamos desde hace unos años, de casi nuevo reconocimiento de nuestro patrimonio cultural y de la historia de Canarias, en el que las autoridades parecen desbordadas por esta acumulación de redescubrimientos de riqueza artística, etnográfica, mobiliaria, arqueológica y monumental, entre otras importantes expresiones del acervo histórico, para las que se establece como lógica prioridad su preservación, necesaria para el uso y disfrute del patrimonio como bien social.

Y esta prioridad, además de la adopción de medidas para asegurar la conservación, implica otra tarea simultánea y trascendente, la de divulgar su conocimiento en la sociedad, acercar las diversas manifestaciones del patrimonio cultural a la ciudadanía para que lo conozca, lo disfrute, lo proteja, lo entienda como propio y, también, a que desde una mayor formación cultural pueda contribuir a favorecer nuevos hallazgos.

Aunque en nuestro entorno existen algunas inquietudes en esta línea, unos propósitos tan claros y lógicos establecidos en políticas y en normas culturales hay que lograrlos en un contexto social en el que la mayoría tiene otras prioridades e intereses distintos al patrimonio cultural y donde, de partida, no parece que la apuesta educativa haya puesto en los últimos tiempos todo el énfasis necesario en el arte, la historia, los monumentos, los yacimientos o los documentos que constituyen nuestro legado, considerando además que la eclosión informativa se ha producido en la segunda etapa de nuestra autonomía.

Sin entrar en las causas que lo han producido, se constata que existe un déficit de conocimiento del patrimonio histórico e, independientemente de las medidas que se puedan adoptar, una de ellas es favorecer la movilización de la sociedad en la preservación y el disfrute del patrimonio histórico mediante el voluntariado cultural, pues lo que si va asomando en nuestros conciudadanos es la intención de contribuir a la preservación de este patrimonio, sin saber muy bien cómo hacerlo. Una intención con la que se han identificado la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria y la de Tenerife.

Hemos emprendido junto con la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias y el asesoramiento de la Oficina de Voluntariado del propio Gobierno, una campaña de promoción del voluntariado cultural, que se inicia con el apoyo a la presencia de voluntarios en yacimientos arqueológicos en el valle de Fanauso en Lanzarote, y en Villaverde en Fuerteventura, tratando de articular el que las personas comprometidas a un apoyo desinteresado al patrimonio cultural, a su promoción y preservación se vinculen con bienes próximos a sus lugares de residencia, de forma que los propios vecinos sean los valedores del disfrute, promoción y conservación del patrimonio.

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria ha incorporado a sus actividades esta propuesta de desarrollo de programas de participación ciudadana para la promoción de una actitud proactiva hacia el patrimonio cultural, consciente de que prácticamente se parte de cero, pero también desde la responsabilidad de conocer el extenso patrimonio que reclama la atención de la sociedad y que hay que preservar, al tiempo que se aglutina a aquellos posibles voluntarios demandantes de actividad.

Aunque los primeros voluntarios culturales se han manifestado en yacimientos arqueológicos, el programa tiene que ser muy ambicioso y desde la idea de favorecer la cercanía del voluntario al bien cultural más próximo, ha de extenderse el programa a las múltiples manifestaciones patrimoniales que en la actualidad se han estudiado y catalogado y que tenemos junto a nuestras viviendas y localidades y no disfrutamos ni conservamos convenientemente por desconocimiento.

Hay más de cuatrocientos bienes declarados de interés cultural en Canarias, cifra que va en aumento, y todos ellos con una historia y un significado particular. En Gran Canaria, por citar alguna referencia del pasado prehispánico, tenemos “Las Fortalezas» en Santa Lucia de Tirajana, o el conjunto histórico del barrio de Triana, uno de los sectores de mayor singularidad de la ciudad junto con Vegueta, escenario de transformaciones económicas y sociales y con una amplia representación de patrimonio construido en estilos muy diversos, o la catedral de Las Palmas que, aunque parezca inverosímil no se conocen en nuestra propia isla.

Nuestras perspectivas son alentadoras, aun sabiendo que quedan años de tarea por delante. Una vez que se hizo pública nuestra participación en la iniciativa de la Dirección General, y sin haber entrado en una campaña promocional intensa del voluntariado cultural, recibimos en nuestra sede las primeras solicitudes de colaboración y creamos un registro de voluntariado que iremos asociando a la promoción de los bienes culturales junto con la Dirección General de Patrimonio Cultural, dentro de esta campaña y de otras que iremos diseñando.

Hoy, partiendo de que son sectores pequeños los que conocen en mayor o menor medida el acervo histórico, y contando con que existe una estructura administrativa cultural consolidada en todos los ámbitos, hay que extender el saber sobre nuestro patrimonio de forma mucho más amplia, y para ello contamos con suficiente dimensión, experiencia y potentes herramientas, especialmente las digitales, así como la voluntad, para llevar al dominio público nuestro valioso legado, en este hito de ser de las primeras entidades canarias acreditadas en el desarrollo del voluntariado cultural.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.