Mirando despacio

Pide tres deseos

Pide tres deseos

Pide tres deseos

Si no tenemos al genio de la lámpara en casa, le pediremos al 2023 los deseos típicos: salud, dinero y amor. Al repetirlos hasta la saciedad se convierten en un tópico con mucho peso pero carente de intención. La expresión se remonta a los egipcios y se enunciaba cuando alguna persona estornudaba. El estornudo se entendía como una señal de los dioses y había que proteger a esa persona deseándole buena salud. Los siguientes estornudos correspondían al dinero y al amor. Griegos y romanos heredaron tal frase y las interpretaciones han sido muy similares a través de los siglos. Es cierto que resulta fundamental gozar de estos ideales, pero creo que es necesario impregnarlos de algo más de sentido.

Por eso, hoy quiero llevar mi reflexión a la necesidad de no dejar en manos del destino toda nuestra suerte, no hablamos de un número de lotería, nos referimos a lo que aspiramos conseguir durante el próximo año. ¿Qué haremos nosotros para estar sanos? ¿Qué podemos hacer para disfrutar de bienestar económico? ¿Qué ofreceremos a los demás para obtener amor?

Estoy de acuerdo con la idea de que es necesario fluir y dejarnos llevar por lo que la vida nos ofrece, es obvio que de los errores se aprende y que todos los días ocurren serendipias… No obstante, veo imprescindible trazarnos unas metas, unos objetivos claros que nos guíen a lo largo del año que ahora comienza y eviten que volvamos a repetir esos patrones que ya no funcionan. Creo esencial comenzar hablando de la organización de nuestro día a día y de la gestión de nuestro tiempo. Agendar nuestras actividades, lejos de quitarnos libertad, nos permitirá disponer de una mejor calidad de vida. Vivimos estresados, andamos como pollos sin cabeza, queriendo abarcar todo y nada a la vez. Priorizar lo básico nos devolverá el mayor de los regalos: tiempo libre. El tiempo libre es fuente de salud. Tiempo para estar en casa, disfrutar de los nuestros, leer, conversar, escuchar música, cocinar a fuego lento, realizar ejercicio físico, contactar con la naturaleza y el silencio. Sin duda, siempre hay tiempo para aquello que de verdad nos importa; quizá el problema radique en que no sabemos cuáles son las actividades que realmente nos aportan bienestar. Quizá entramos en la vorágine del hacer y no pulsamos el Stop para permitirnos sentir; debemos mirar adentro y prestar atención a cómo sentimos nuestro corazón y cómo sentimos nuestro cuerpo a lo largo del día.

Si nos ocupamos de nuestra salud emocional, podemos referirnos también a la necesidad de establecer límites, actuar con coherencia y responsabilidad, eludir los pensamientos recurrentes, no guardar rencor o visitar al terapeuta cuando la situación nos sobrepase…

Estoy convencida de que si gozamos de una buena salud física y mental, gozaremos de la alegría y el coraje suficiente como para enfrentarnos a nuevos proyectos con iniciativa y decisión. Proyectos que pueden estar relacionados con trabajo, experiencias vitales, relaciones personales,… Nuevas motivaciones que nos hagan crecer y den sentido a nuestra vida, ilusiones que mantengan nuestras ganas de aprender, de crear, de seguir adelante,…

No concibo una persona saludable sin que el amor esté presente en su vida, por supuesto, hablo de amor en el más amplio sentido de la palabra. El amor hacia uno mismo, el amor propio es manantial de salud. Cuando estamos a gusto con nosotros mismos irradiamos una luz especial que se hace notar en los otros. Dado que no podemos ofrecer aquello que no poseemos, resulta imprescindible cultivar nuestra autoestima para ser capaces de amar a los demás. Si nos conocemos y estamos satisfechos con nosotros… desearemos el bien, ayudaremos y sabremos escuchar. Ello se traduce en que nos convertiremos en seres empáticos y como consecuencia el amor en sus diversas formas llegará también a nuestras vidas.

Tenemos ante nosotros un nuevo año que viene en blanco, si así lo decidimos y contamos con los recursos para ello, podemos dejar atrás lo que no nos aportó durante el 2022. Nosotros seremos los protagonistas de la nueva historia que está por escribir, podemos redactar la introducción, el desarrollo y hasta una parte del desenlace. Por supuesto, debemos dejar espacio para que la vida nos sorprenda, pero teniendo en cuenta que somos los únicos guionistas y que la pluma está en nuestra mano.

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