Aula sin muros

La cara oculta de la luna

Una imagen de la luna.

Una imagen de la luna. / EFE

Paco Javier Pérez Montes de Oca

A cuatro años de la llegada del hombre a la luna, si no hacemos caso a las teorías de la conspiración de que todo fue un montaje encargado por los servicios secretos estadunidenses al realizador Stanley Kubric, un 24 del pasado mes de marzo de 1973 se publicó, en Londres, The dark side of te moon, el lado oculto de la luna. Un vinilo que, según el portero del estudio de grabación, el irlandés Gerry O´Driscoll, que también fue testigo de grabaciones de los Beatles, no hay un lado oculto, sino que toda ella es oscura. Fue el año que la NASA puso en órbita la primera estación espacial, y en música rock, se transmite el primer concierto vía satélite en la voz de Elvis Presley con el nombre de Aloha from Hawy de reminiscencias musicales y bailongas para los que pasaban, parte de la noche, entre copas y cigarros ligando en una sala de fiestas de Las Palmas. Y por hablar de costumbres transgresoras en tiempos que barruntaban ya el final del régimen franquista, lejos de las Canarias, los españoles pasaban la frontera a Francia para ver El último tango en París. Liderada por Roger Waters que, todavía hoy, se atreve a actuar en solitario, la canción Money habla del efecto dañino e insolidario del vil metal que, sin embargo, fue la más divulgada por las radios de todo el mundo y vendió millones de ejemplares con la ya famosa carátula de un triángulo traspasado por un haz de arcoíris, sobre un fondo negro como le gustaba vestir a la banda. Contradicción que le valió aceradas críticas al propio Roger a quien se le atribuye ideas filo-socialistas. El disco catapultó al grupo a la fama planetaria ofreciendo conciertos en directo en salas y estadios de medio mundo. En su conjunto es un disco de palpitaciones que sugieren diván de psicoanalista en un bien conjuntado coro de instrumentos y voces, En uno de los cortes se escucha una voz, en medio de un sonoro tic-tac de corazón, rutilantes bajos de batería y risas que recuerdan a droga del «cigarro de la risa» o una psicodelia de trastorno, que dice: «he estado loco por muchos putos años, absolutamente muchos años. He estado en el filo durante mucho tiempo». En esa época no estaba en el debate público el problema de la salud mental justo en el momento en que se cuestionaban ciertos métodos de tratar el problema tan bien explicitado en la película Alguien voló sobre el nido del cuco. Al poco comenzaron a cerrarse los manicomios y mandaron a los «locos» con sus familias. Y la pieza speak tu me, ya denunciaba de la codicia, hablaba de la salud mental y la muerte. La angustia nihilista descrita por lo existencialistas que acucia al hombre moderno. Se trata de un álbum de 42 minutos de duración que, pese a su tono psicodélico, muestra un contenido intimista, un viaje al mundo de emociones contradictorias y temblores que culminan en los cortes de Us and Them y Braín damage. Luego, el grupo, hasta su disolución en 1985, publicó otras piezas maestras como You were here, (1975) tantas veces interpretada por instrumentistas y vocalistas y Animals (1977) y The Wall (1979) con una memorable puesta en escena de reivindicación política con motivo de la caída del muro de Berlín en el año 1989. En su debe destructivo, no por culpa de la banda, se cuenta el haber provocado, en un concierto ante miles de fans, la mayor tonelada de basura en la mítica plaza de San Marcos y aledaños de Venecia que indujo a las autoridades municipales a prohibir toda clase de eventos musicales multitudinarios que no fueran en salas de conciertos o casonas privadas de la antigua ciudad de los dogos. La pieza final, Eclipse, es una invitación a la reflexión a que cada uno mire en su interior y sea consciente que padecemos momentos de murria y también gozamos de euforia en esos dientes de sierra que nos embarga a todos. Y que parte de la solución está en lo que hoy es moda de consultorios, medios y redes sociales, la empatía, estar atento a las necesidades del otro que hace la friolera de cincuenta años tocaba y cantaba este conjunto de iluminados a través de melodías, únicas, inmortales. Para los entendidos un clásico de la música ligera, señera de la música moderna, a mi entender, el mejor grupo de rock sinfónico de la historia.

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