Salud

Diseños y adaptación

Enfermedades cardiovasculares.

Enfermedades cardiovasculares.

Martín Caicoya

Martín Caicoya

Me sorprende la capacidad que tienen los seres vivos de adaptarse a un medio cambiante. Mientras, mantienen idénticos sus genes. Basta ver cómo un clon de un árbol tiene aspecto diferente en distintos medios. En los genes están inscritas todas sus posibilidades. Se verificarán unas u otras cuando se desarrolle en relación con el medio. Como la lengua: tengo un repertorio de posibilidades, de palabras y formas de combinarlas. Cuando hablo, esa potencialidad se verifica de una sola forma. La naturaleza, se dice, selecciona al mejor adaptado. Si cada lengua se pudiera comparar con una especie, ¿es que el castellano estaba mejor adaptado a la sociedad tardo-medieval de Castilla que el latín? Supongo que sí, pues los hablantes fueron adoptando poco a poco esas modificaciones con las que quizá se comunicaran más fácilmente. Y llegó un momento en el que el hablante de latín medieval ya no entendía al que usaba el romance. El latín había sido diseñado para una sociedad que yo no existía. Lo mismo que nosotros para ese medio ancestral donde éramos cazadores recolectores. Supimos aprovechar unas oportunidades, un nicho. Pero lo hemos modificado. Ahora ese entorno agrede a un organismo para el que no está diseñado. Ahí, supuestamente, residen muchos de los problemas que sufrimos.

Se usa la palabra «diseño» a sabiendas de que en la Teoría de la Evolución ese concepto no existe. Porque las mutaciones que albergan posibilidades ocurren al azar y sin propósito. No hay diseño porque no hay plan. Aparecimos porque fuimos capaces de aprovechar las oportunidades de la sabana. El azar creó esos seres con potencialidades para sobrevivir y procrear en aquel medio. Ahora estamos implantados en otro caracterizado por las grandes urbes, aire corrupto, alimentos procesados.

Bajo la teoría de que estábamos adaptados al medio ancestral, la violencia que ejerce el actual sobre el organismo produce enfermedades físicas, mentales y sociales. Así que para vivir feliz y muchos años, hay que volver a esa vida primitiva, cerca de lo que llamamos naturaleza: lo que existiría si el ser humano no la modificara. Por eso, dentro de ese pensamiento, las praderías en el monte resultado de quemas son una agresión a la prístina naturaleza. Hay que abandonarlas para que ella, sabia, les devuelva su verdadero ser. Como si las plantas, los insectos, los hongos, las bacterias, por poner la vida más elemental, no modificaran su entorno. Charles Darwin nos dejó como última reflexión un magnífico regalo que en España editó bellamente KRK La formación del manto vegetal por la acción de las lombrices. O sea, que celebramos que ellas hagan ese trabajo, pero nosotros no podemos –o debemos– modificar la madre naturaleza.

El ser humano, en sus inicios, sobrevivió porque estaba equipado para aprovechar las oportunidades de aquel medio. Pero también, para crearlas. Como cualquier otro ser vivo. Todos modifican el medio en general en su beneficio.

La lista de enfermedades atribuidas a la violencia de un medio sobre un organismo que no fue diseñado para él es enorme. Son las que llamamos de la civilización. Antonio Damasio añade una más: la inadaptación emocional. El neurocientífico, como muchos otros, considera que las emociones son una de las estrategias más sofisticadas y efectivas para tomar decisiones. En nuestros orígenes se formaban lentamente. Pero ahora el niño está sometido a un bombardeo incesante de información muchas veces contradictoria y siempre cambiante. No le da tiempo a formar las emociones con las que juzgará, inconscientemente, la situación, con las que elegirá cómo actuar.

Aquellos cazadores recolectores acertaban en sus decisiones porque si no ¿cómo lograban sobrevivir? Ahora nuestro medio es otro y nuestro aparato emocional no está diseñado para ello: surgen las muchas enfermedades mentales. Es una teoría atractiva si hubiera diseño. Creo que el azar y la selección fueron conformando seres con un aparato emocional potencialmente versátil que se desarrolla en el medio. Como la lengua. La nuestra, supongo, es más rica que la de nuestros ancestros. Al tener más posibilidades, el aprendizaje puede ser más exigente ¿produce por ello trastornos? Creo que no. La hemos modificado para que sea más eficaz en la comunicación actual. Lo mismo las emociones.

Estamos mejor adaptados a este medio que hemos fabricado que al que nos vio nacer como especie. Vivimos más años y procreamos más. Somos más de 7.000 millones. Un éxito como especie. ¿cuántos años vivían, o viven los cazadores recolectores relictos? Si estuvieran tan bien adaptados a su medio, ¿por qué no crece su población? Mueren por accidentes, agresiones, infecciones, desnutrición… La amenaza no está en esas maladaptaciones a la vida moderna sino en los cambios masivos que ponen en peligro nuestra vida y la de otros seres: superpoblación, ocupación intensa del espacio, calentamiento, deforestación, polución del aire, del agua y del suelo como más notables. Difíciles pero no imposibles de controlar.

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