En voz baja

Paciencia balompédica

Rubén Reja

Rubén Reja

La capacidad de mantener la paciencia en situaciones desafiantes es una virtud que marca la diferencia entre los que se apresuran de forma atropellada por lograr un objetivo y los que maceran las decisiones con templanza. Enfrentarse a la adversidad sin perder la calma genera una seguridad y nos prepara para abordar con serenidad futuros desafíos. En el caso del fútbol y, por ende, en la UD Las Palmas, la paciencia se antoja esencial cuando se trata de los entrenadores, quienes siempre están en el punto de mira.

En un mundo salpicado por la inmediatez y la presión constante para obtener resultados, esta capacidad se convierte en una cualidad tan escasa como vital. Los entrenadores, víctimas directas de esta situación, son muy conscientes que el banquillo es una silla eléctrica donde sus decisiones son sometidas a un escrutinio público constante, implacable y en ocasiones injusto.

Los números de los amarillos en su estreno liguero son propicios para precipitar acontecimientos. Sin embargo, una destitución de García Pimienta, incluso si palmamos contra el Sevilla –acumularía solo dos puntos de 15 posibles–, sería un error, ya que las piezas del nuevo mecano no han encajado por completo. La calidad del plantel y las sensaciones que rezuma se verán reflejadas en goles muy pronto en una carrera de largo recorrido. Para lograrlo, Miguel Ángel Ramírez debe generar confianza y brindar tiempo en forma de oportunidades para que ‘equipillo’ pueda madurar. Construir una escuadra ganadora requiere dedicación y espacios para actuar.

Pimi, al igual que todos sus coetáneos de la Liga, necesita desplegar tácticas con entera libertad y trabajar en la cohesión de la plantilla sin sobresaltos. Esto no puede lograrse en un solo partido o incluso en una sola temporada. Existen muchos paradigmas de entrenadores que han transformado equipos mediocres en ganadores, pero todos tienen en común que se les brindó minutos para implementar sus ideas y construir un legado duradero.

Solo es necesario mirar de reojo a las grandes ligas como la Premier o la Bundesliga, donde los técnicos a veces permanecen al frente del equipo durante varias temporadas. Sir Alex Ferguson, por ejemplo, permaneció al mando del Manchester United 27 años, lo que habla por sí solo.

Los entrenadores pueden crear una cultura y una filosofía de juego que trasciendan las temporadas individuales y se conviertan en parte de la historia del club. Algo que solo es factible con grandes dosis de paciencia balompédica.

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