Tropezones

¿Quo vadis Chira-Soria?

Yo creo que para REE el negocio saldrá redondo, y podrán seguir mejorando el sueldo de sus empleados

Muro de la presa de Chira el pasado mes de octubre.

Muro de la presa de Chira el pasado mes de octubre. / JOSE CARLOS GUERRA

Lamberto Wägner

Lamberto Wägner

Ante la polémica inversión multimillonaria de la central hidroeléctrica entre las presas de Chira y de Soria, que ya va por cerca de 640 millones de euros, me preguntan mis amigos qué opino yo, como ingeniero, del proyecto.

Veamos. Existen muchas centrales hidroeléctricas reversibles. La finalidad de las mismas es el de almacenamiento de energía. Con dos embalses a distintos niveles, cuando se precisa un aporte de energía a la red se vacía el embalse superior en el inferior, a través de unas turbinas que generan electricidad. Cuando no hay demanda eléctrica se aprovecha la energía sobrante para restituir el agua a la balsa superior, mediante bombeo.

Lo único que se precisan son dos depósitos de gran volumen de agua, un desnivel importante y un aporte de agua para compensar la evaporación de las balsas. El ejemplo paradigmático de este tipo de instalaciones es la gigantesca central suiza de Nant de Drance: tiene desnivel, unos 425 m, tiene capacidad de embalse, el superior es un lago a 2.200 m de altitud con aportación de agua por la abundante escorrentía de las laderas, nevadas en invierno, y un embalse inferior también de gran capacidad. Esta central permite generar una potencia de 900 MW, lo que la convierte en un inmenso regulador de las redes suiza y europea.

Comparemos ahora esta central con la del salto Chira-Soria. Ya sé que las comparaciones son odiosas, empero esta todavía más. El desnivel es menor, apenas 300 m. Pero los volúmenes de agua son mucho más reducidos; Chira no embalsa más de 4 millones de m3 de agua, y no toda disponible. Y siendo el embalse superior, es el que limita el rendimiento de todo el proyecto.

La inferior de Soria tiene una capacidad de 32 millones de m3 pero en 50 años no ha llegado a llenarse ni el 39% de su capacidad, lo cual pone en evidencia el gran problema de la central: la pluviometría no garantiza un aporte de agua suficiente. Dicha carencia ha obligado a completar la central con una desaladora, 570 m más abajo, cuya agua ha de ser elevada 27 km al interior hasta Soria, sumando a la contaminación marina de la misma más consumo para desalación y elevación.

Si a esto añadimos el destrozo de los espacios naturales del valle de Arguineguín por los trabajos de construcción de la central y los postes de transmisión eléctrica, quedan bien patentes las contraindicaciones del proyecto. Si tenemos en cuenta el escaso desnivel, y la ambiciosa potencia del proyecto –220 MW– es necesario vaciar una gran cantidad de agua en poco tiempo, como el que tira de la cadena del inodoro, dificultando la regulación del caudal para adaptarse a las demandas de la red.

Y teniendo en cuenta el altísimo precio resultante del KWh producido, uno se pregunta: ¿quién sale más beneficiado de este costosísimo proyecto? Pues sin duda su titular, Red Eléctrica de España. En realidad REE es una empresa de transporte de energía de implantación nacional, a la que le está vetada la generación de energía. Sin embargo en el caso de Canarias recabaron de la Unión Europea una excepción para la central Chira-Soria, consiguiendo además un monopolio en el archipiélago para este tipo de instalaciones «por tiempo ilimitado». La explotación de la central a cargo de REE será por 50 años prorrogables otros 75, comprometiéndose a financiar la construcción, cuyo coste les será restituido, seguramente con un pequeño suplemento en el recibo de la luz, que pagaremos ustedes y yo y nuestros hijos y nietos.

Yo creo que para REE el negocio saldrá redondo, y podrán seguir mejorando el sueldo de sus empleados, y en especial el de su CEO, cuya nómina en el año 2022 ascendió a 456.000€, más de 5 veces la del presidente del gobierno.