Opinión | Volando bajito

Días para olvidar

Los sucesos ocurridos en Canarias en las últimas semanas, que nos han cortado la respiración, han sido producto de la mala suerte, pero no lo parece

Siguen las labores de búsqueda de los dos menores desaparecidos en El Confital (14 de marzo de 2024)

Siguen las labores de búsqueda de los dos menores desaparecidos en El Confital (14 de marzo de 2024) / José Carlos Guerra / José Carlos Guerra

Tal vez tendría que decir que los sucesos ocurridos en Canarias en las últimas semanas, que nos han cortado la respiración, han sido producto de la mala suerte, pero no lo parece. Más parece que la imprudencia ha tenido un papel determinante en cada uno de ellos. Los medios se han hecho eco de cada uno de ellos aportando datos que me reafirman en la imprudencia que le ha costado vidas a las victimas.

Los primeros días de marzo, una inspectora de trabajo que estaba inspeccionando una obra en la calle Horno de Cal de Las Palmas de Gran Canaria, falleció al caerle un bidón de la obra en la cabeza.

Otro. Hace unos días dos amigos adolescentes decidieron darse un baño, para uno de ellos era su debut en aguas canarias. Llevaron galletas y refrescos para pasar unas horas entre chapuzón y chapuzón pero no repararon en lo furioso que estaba el mar, especialmente esos días. El lugar fatalmente elegido fue las inmediaciones de la zona de Las Coloradas. De nuevo la mala suerte. Todo indica que los chicos se metieron en el mar, antes dejaron la ropa en las piedras y ya no salieron más. Desde esos días Canarias entera contiene la respiración esperando un milagro.

Días para olvidar, como pueden imaginar. Y llegó el 11 de marzo. Una familia inglesa que paseaba por Playa Blanca en Lanzarote con una bebé de 5 meses en un cochito fue atropellada por una conductora que perdió el control del vehículo y alcanzando a la pequeña que murió en el acto. Muy dolor.

Días amargos, duros, zarpazos de la vida. Aun viviendo lo ocurrido con distancia, a nadie, estoy segura, le ha resultado indiferente, ajeno, el dolor de estas familias. Cuando la vida saca la daga con saña, como así ha sido, hay qué preguntarse de qué nos agarramos.