Opinión | Volando bajito

Viejos, no imbéciles

Cada vez recibo más quejas de personas mayores a quienes los ejecutores bancarios se atreven a preguntarles cuando van a la entidad solas y solos dónde están sus hijos, en clara alusión a la incapacidad de las personas mayores para hacer sus operaciones

Dos jubilados pasean por la calle.

Dos jubilados pasean por la calle. / La Provincia

Una realidad como un día de fiestas. Cada vez recibo más quejas de personas mayores, mujeres como yo, sin ir más lejos, y hombres, claro, a quienes los ejecutores bancarios se atreven a preguntarles cuando van a la entidad solas y solos dónde están sus hijos, en clara alusión a la incapacidad de las personas mayores para hacer sus operaciones. Es decir, una actitud que linda con la humillación al tratarlos como imbéciles. Hace unas semanas acompañé a una vecina a un banco. Quería información sobre un producto bancario y la operaria le preguntó: «¿su hija no puede venir?». Como si fuera una estúpida. La mujer está enfadada y anulará su cuenta de ese banco buscando mejor trato pero, ya que me he metido en este charco, les recuerdo que mayoritariamente los empleados de banca son jóvenes, tienen la formación adecuada y hacen centenares de operaciones bancarias al día. Están entrenados aunque en ocasiones, paciencia poca. Un caso real. La madre de una amiga, 82 años, quiso pedir un crédito de 25.000 euros para ayudar a un nieto a realizar un máster. A escondidas de sus hijos se acercó al banco y allí contó su intención. No tenía deudas con la entidad y 3.000 euros en una cuenta, fruto de su paga de viuda y algo que ahorró mientras vivió su marido. Lo que la mujer no sabía es que sus 82 años eran un obstáculo insalvable. Ella, que estaba convencida de que la muerte vivía lejos de su vida, se enfadó mucho. «Éste es mi banco de toda la vida», dijo quejosa. Pero no era mujer fácil de vencer.

Finalmente, gracias a una familia amiga, solucionó el problema. El crédito lo firmaron dos miembros de esa familia que le regalaron una parte en efectivo y el resto del crédito, la señora lo pagará mes a mes a esa gente maravillosa. Solución y ¡fuera banco!