Entrevista | Luis O'Malley

Luis O'Malley: "Con la verdad por delante se construirá una sociedad mejor"

"Según Swift, el poder va de mentir tanto en positivo como en negativo para que la sociedad mejore" afirmó

Luis O'Malley: "Con la verdad por delante se construirá una sociedad mejor"

La compañía grancanaria Profetas de mueble bar estrena hoy y mañana, en la Sala Insular de Teatro, una verión de El arte de la mentira política escrita por Luis O'Malley a partir del texto original de Jonathan Swift, supuesto autor también de Los viajes de Gulliver. Se trata de una comedia para disfrutar y reflexionar sobre el mundo del poder.

En su opinión, ¿de qué va eso del poder?

Se supone que los que llegan al poder son personas que aspiran a que la sociedad funcione mejor, pero al final el poder va de varias cosas a la vez, que incluyen aferrarse a algo que realmente no existe o dominar a ciertas personas. Según Jonathan Swift, partimos de la base de que el poder va de mentir, tanto en positivo como en negativo para que la sociedad y el individuo funcionen mejor.

El arte de la mentira políti- ca es el texto de Swift y del espectáculo que le ha inspirado. ¿Quiénes son los gigantes y los enanos que acosan hoy al ciudadano, presunto Gulliver del siglo XXI?

Cuando Jonathan Swift escribe este texto en el siglo XVIII y plantea cómo está funcionando el poder y cómo debería hacerlo, marca las pautas del mismo también en el siglo XXI. Swift decía que a veces era necesario mentir de forma piadosa a la sociedad para que mejorara. Los gigantes y los enanos somos todos a la vez. A base de mentir un enano puede llegar a ser gigante. Hay que intentar utilizar las mentiras para hacer el bien común.

Por tanto, en el siglo XVIII aprobó Jonathan Swift que el político engañe al pueblo si es por su bien. ¿Vale esto en el si-glo XXI?

Sí vale y se producen ejemplos donde se ha visto cómo políticos de este siglo mienten por el bien común. El texto de Swift todavía es muy actual porque hay políticos que utilizan la mentira política en positivo.

En todo caso, ¿concuerda la mentira política de hoy con las reglas del arte que convencían al gran novelista?

Sí, me sorprendió muchísimo cuando leí ese pequeño manual de cómo hacer política, cómo coincidían una por una todas las reglas y cómo coincidían uno por uno todos los defectos de los políticos en el siglo XVIII con los que tienen ahora en el XXI.

Dicho de otra manera, ¿hay que aceptar la actual postverdad como expresión de aquel arte en la era barroca?

Eso hay que cogerlo entre comillas. Creo que hay que aceptar que el texto de Swift es actual y está en boga, pero no por ello tenemos que asumir que nos engañen, aunque sea en positivo. Creo que la postverdad es algo que hay que revisar y poner siempre en debate. Tanto el Barroco como el Renacimiento sentaron mucho las bases de la sociedad actual, pero han pasado ya muchos años y creo que se debe revisar todo eso. No podemos agarrarnos a teorías y sí a lo que está funcionando bien o mal en la actualidad.

La génesis de su versión, ¿ha sido una especie de tumultuosa catarsis compartida con los actores de la compañía Profetas de mueble bar?

Sí, ha sido una experiencia muy enriquecedora y bastante laboriosa. Este texto fue idea de ellos y partíamos de la base de un supuesto que ellos planteaban. Este verano nos reunimos muchas veces y, a través de improvisaciones y de hablar del texto de Swift, de plantear supuestos de escenas, yo iba recogiendo la información, los iba grabando y, a partir de ahí, fuimos armando el texto que finalmente plasmé sobre el papel.

¿Hay moralina en el espectáculo, o todo es sarcasmo, burla y alternativas críticas o risibles?

Creo que como en cualquier espectáculo de humor que se precie todo puede ser mentira, pero evidentemente estamos hablando sobre la verdad. Pienso que el absurdo, como género, invita a eso, a que todo sea irreal, pero al final estamos contando una serie de hechos que están pasando y que invitan a la reflexión.

Los dos actores, Fernando Navas y Juan Ramón Pérez, llevan décadas haciendo excelente teatro en Canarias. ¿Asumen el punto de vista de otra generación, la de usted?

Son personas de teatro, cómicos de toda la vida. Con la experiencia que tienen cuando ven a nuevas generaciones que estamos intentando hacernos un hueco y adquirir un valor para contar historias ofrecen la oportunidad. Para mí ha sido un honor trabajar con ellos, que mezclen toda su sabiduría en el teatro con alguien que está empezando. Me he enriquecido mucho con ellos y pienso que han estado muy cómodos conmigo. De este tipo de experiencias de juntar a veteranos con los que comenzamos es de lo que vive el teatro.

El diálogo de un viejo zorro político y un periodista de dudosa ética, personajes de la pieza, tiene que ser corrosivo?

Tiene que ser inteligente, sarcástico, directo a veces y lleno d e segundas intenciones. No puede ser un diálogo superfluo. Cuando hay alguien que ha llegado al poder y cuando se presenta un periodista venido a menos no puede producirse un diálogo corriente.

En definiva, ¿tenemos derecho a la verdad política, o conviene que nos engañen para no perder el entusiasmo de vivir?

Creo que deberíamos ir con la verdad por delante porque así se construirá una sociedad mejor.

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