Una fruta que hasta hace años podía tomarse con cierta asiduidad en las Islas ahora prácticamente hay que ir a buscarla a los estantes de los frutos secos en tiendas y supermercados.

Lástima, porque el higo "es una de las frutas que desde el punto de vista nutritivo es bastante completa", explica Javier Martínez, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.

Unas 70 calorías por pieza entrañan el más acusado valor de este fruto: un poder energético que pocos alimentos de este grupo pueden aportar.

Además, ofrece escasas proteínas y casi nada de sustancia grasa, por lo que los azúcares reinan en su carne. "Es muy bueno para quienes necesitan un aporte energético importante".

Por la misma razón, está descartado de la dieta de los diabéticos, quienes tampoco deben consumirlos secos.

En este sentido, Javier Martínez explica que tanto secos como frescos, los higos tienen las mismas calorías. "La deshidratación conserva los azúcares y la proporción del resto de nutrientes es prácticamente similar. Lo que puede ocurrir es que la diferencia de tamaño, porque el seco es más pequeño, anime a consumir más piezas. Y de ahí que puedan multiplicarse, también, las calorías".

Junto a su potencial de azúcar, el higo atesora otra notable cualidad: es una fuente notable de calcio. "Fuera del grupo de los lácteos, muy pocos alimentos aportan más de ese nutriente. Y entre las frutas, también es escaso ese mineral. La papaya es otra que tiene un aporte interesante", señala el especialista del hospital grancanario.

Y para completar el abanico de componentes, en esta fruta destaca la presencia de fibra, una cantidad moderada de provitamina A, de acción antioxidante, y minerales como el potasio y el magnesio.

Además del fruto, la hoja de la higuera es utilizada en la cocina de algunas culturas mediterráneas, como la griega. "Tiene poquísimas calorías y algunos estudios han avanzado que su consumo implica virtudes digestivas para el organismo".