La declaración por parte de la Unesco de la dieta mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad esta misma semana provocará "un antes y un después" en su defensa y recuperación, según manifestó ayer Luis Serra Majem, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y presidente de la Fundación Dieta Mediterránea.

Serra Majem, impulsor y coordinador técnico de la iniciativa apoyada por los gobiernos de España, Italia, Grecia y Marruecos, valoró ayer las repercusiones de la decisión por parte del organismo de Naciones Unidas. "La designación es ya una fecha histórica para la dieta mediterránea y un fenómeno de amplias repercusiones", dijo.

Aunque la Unesco no es propiamente un organismo que financie proyectos, el catedrático de la Universidad grancanaria consideró que la protección que supone la declaración implicará indefectiblemente apoyos para nuevos estudios científicos o de otra índole e iniciativas que faciliten su preservación y divulgación.

En este sentido, recordó que en la actualidad se trabaja en dos investigaciones que relacionan el efecto positivo de esta dieta con la enfermedad cardiovascular y la depresión, respectivamente.

Globalización

Al mismo tiempo, alertó de que "la globalización amenaza la dieta mediterránea" en un ámbito que excede el de la propia salud pública por la repercusión que está provocando la mala alimentación de los países que tradicionalmente la han asumido y disfrutado. "Provoca la lesión de la cultura, del paisaje, el medio ambiente y las tradiciones, además de la propia salud pública", afirmó.

La riqueza cultural y gastronómica que encierra la dieta mediterránea es tal que podrían asumirla los estadounidenses, las sociedades nórdicas o cualquier otro país occidental. "Pero tenemos que luchar primero por que nuestra gente la siga", señaló Serra Majem, para que vuelva a recuperar el papel que tenía en la alimentación y la vida cotidiana hasta la irrupción de la comida rápida y procesada.

Unos males que también han hecho mella en Canarias, territorio en el que además el impacto del desarrollo turístico ha impuesto la cocina internacional en detrimento de la isleña a los visitantes, y también cada vez más a sus habitantes.

El recetario de comida popular canaria es dieta mediterránea. "El sancocho, el potaje de berros, la ropa vieja y el gofio son dieta mediterránea", afirmó Serra Majem. "Quizá faltaba algo de aceite de oliva, pero ya se ha incorporado" por lo que "la dieta mediterránea encaja perfectamente en la tradición culinaria y cultural de Canarias".

Precisamente, a la influencia de la población de los países con esta tradición culinaria se refirió el catedrático de la ULPGC. "Los países del sur están creciendo con más población que los del Norte, y sin duda esto tendrá repercusiones en el futuro sobre la dieta mediterránea", de la que "no hay ninguna investigación mundial" que contradiga sus bondades para la salud.