Aunque la cirugía es cada vez más sutil y los pacientes pueden disfrutar en la mayoría de los casos de una vida normal, sobre todo desde el punto de vista psicológico, hay cicatrices y lesiones de la piel que no se pueden corregir con el bisturí y para hacerlo es necesario usar lo que se llama maquillaje terapéutico. Se trata de una práctica que ejercen los técnicos en dermatología y que está cada vez más extendida.

Mercedes Abarquero, farmacéutica del Departamento de Formación de Laboratorios La Roche-Posay impartió ayer un curso sobre maquillaje terapéutico a las empleadas de la clínica Ivalia, en Las Palmas de Gran Canaria. Para ello, hizo la demostración en una paciente voluntaria con acné y en otra con la cicatriz de una operación de tiroides.

El maquillaje terapéutico, también llamado cosmecéutica, está dirigido a aquellas personas que padecen trastornos como melasmas (manchas), vitíligo (despigmentación), discromías (diferencias de coloración), nevus (lunares), acné, cuperosis (capilares enrojecidos), dermatitis atópica, quemaduras, cicatrices, etc.

Estos productos se aplican sobre las zonas afectadas logrando un efecto disimulador, que, según los expertos, ayuda a la autoestima de los pacientes.

"La idea es que el maquillaje parezca lo más natural posible, queremos que a la persona le digan 'qué guapa estás', no 'qué te has hecho", explica la especialista, que da cursos en hospitales como el Ramón y Cajal, de Madrid.

La cosmecéutica está alcanzando un notable desarrollo en Estados Unidos, por ejemplo, donde los consumidores se gastaron en 2010 12.000 millones de dólares en este tipo de productos.

Por supuesto, los dermatólogos recomiendan acudir a especialistas y comprobar que los productos son sin perfume y antialérgicos.