Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis Arencibia Betancort, ayer en la capital grancanaria.JUAN CARLOS CASTRO

Entrevista. Artista plástico y escritor

Luis Arencibia: "La escritura es mi visión de la realidad, a veces absurda, patética y cómica"

"En el libro recupero las vivencias que tuve con Leopoldo Panero y quise publicarlas como un homenaje", afirma al autor

Regresa usted a El discurso del cuerdo, un libro que se publicó por primera vez en 1985 y que ahora reedita con el añadido al título de El discurso del cuerdoOtros escritos del manicomio,

En cada edición, si he hecho diez relatos nuevos, en vez de publicarlos aparte como un nuevo libro, los he juntado con los otros y es por eso que todos se reúnen con el mismo nombre de El discurso del cuerdo. A éste le he añadido al título Y otros escritos del manicomio porque se incluyen 15 relatos inéditos, con un capítulo dedicado a Leopoldo María Panero.

¿Por qué esta revisión de El discurso del cuerdo

Es una continuidad en la obra, aunque los relatos que se incluyen en esta edición son todos inéditos. Cada cuento tiene su propia identidad, pero están en misma línea literaria y de pensamiento de lo que había publicado anteriormente. Se mantiene el discurso, pero es un libro nuevo. Este libro comencé a escribirlo en 1984 y a publicar los relatos en revistas. En 1985 fue la primera edición que hizo Almarabú, y luego desde esa fecha hasta el año pasado he ido creando nuevos relatos. Las últimas son de 1992 con Casser Ediciones, y en 2010 con Anroart Ediciones, en la que se incluían nuevos textos e ilustraciones. También porque las ediciones anteriores se habían agotado, se recupera y se añade un plus como ocurre ahora en la edición de Mercurio Editorial.

¿Qué ha cambiado en las formas de la escritura de Luis Arencibia?

Creo que en éste no ha cambiado ni el estilo, ni la técnica literaria ni la temática. Lo que ocurre es que son relatos de una ficción relativa, muchos de ellos basados en hechos reales, diría que todos ellos, y que se transforman desde el punto de vista imaginativo. Es mi visión de la realidad, que es una visión absurda, a veces patética y a veces cómica de la realidad, y es seguir plasmando eso. Muchas veces utilizo hechos reales que me han ocurrido o que he observado directamente para descubrir lo absurdo.

Insiste en ese juego de subvertir la realidad que muchas veces se revela como algo macabro, de esperpento, a decir de Luis Alberto de Cuenca en el prólogo del libro.

A veces solamente de descripción de la realidad, que tiene un impacto tremendo.

Usted mantuvo una estrecha relación con Leopoldo María Panero y ambos colaboraron en el libro Locos (1992), con una serie de 30 grabados y dibujos suyos con textos de Panero. ¿Los relatos sobre el poeta en Locos , El discurso del cuerdo y otros escritos del manicomio

El texto lo escribí al poco de morir y decidí incluirlo en este nuevo libro. Más que a la obra, es un homenaje a la persona. Es cierto que tuve con él una relación muy cordial, intensa pero breve. Cuando comencé a tener relación con él, vivía en un manocomio en Mondragón, en el País Vasco, y yo en Leganés, en Madrid. Nos veíamos cada tres o cuatro meses, y estaba a lo mejor dos días con él. Bueno, había una relación amistosa, y por parte de él, que estaba muy necesitado, de engancharse, y era normal. Estaba solo y quería salir de allí a toda costa. Hasta que se vino a Gran Canaria. A partir del libro Locos, la primera colaboración que hicimos, le seguí viendo cuando iba a Madrid. Lo que he hecho aquí es recuperar todas las vivencias que tuve con él, y publicarlas como un homenaje. Colaboré mucho con el biógrafo de Panero, José Benito Fernández, que hizo un libro en Tusquets muy interesante. Le facilité mucha documentación, datos, anécdotas, le llevé a conocer a Panero y estar con él en el manicomio, e incluso el acceso a documentos familiares.

¿Que sensación le produjo su fallecimiento?

Una sorpresa no fue porque sabía que estaba mal. Las últimas veces que le vi transmitía un deterioro físico y mental. Y cuando lo ves en esa situación, sabes que puede ocurrir en cualquier momento. Y lógicamente me afectó. Fue un personaje público sobre todo en su etapa en el País Vasco, la gente en la calle, en las librerías que frecuentaba, los círculos culturales, publicaba en revistas. Cuando estuvo en Madrid, igual. También fue una persona criticada por su manera de escribir, lo provocador de su lenguaje. Se atrevía a decir cosas que la mayoría de escritores se cortaban un poco por corrección política, moral o lo que fuera. Decía las cosas sin tapujos.

¿La escritura en su caso, es una licencia artística supeditada a la escultura, a la que se debe?

La escritura siempre obedece a estímulos exteriores. Ahora estoy escribiendo unos cuentos que me han pedido para un proyecto en las Islas. Y esto me ha motivado para hacer otros relatos más largos de lo que había escrito hasta ahora. Cada vez que escribo algo digo que es lo último porque no soy un profesional de la escritura. Trabajo de forma anárquica. Lo que si hago con continuidad y con otras pretensiones, es la escultura. Tengo un taller y ha surgido un proyecto de exposición en una galería en Madrid en octubre de este año. Llevo tiempo trabajando en dibujos, grabados y esculturas de pequeño formato en barro y escayola, ya no hago cosas grandes por que no hay encargos. Y estoy satisfecho pero a la vez insatisfecho, porque acabas la obra, ves los errores, los fallos y carencias, para que la pieza tenga la expresividad que le quiero dar. No estoy cerrado en lo que hago, miro a los clásicos y a los actuales, y se que estoy en un lugar modesto. He encontrado un lenguaje cercano al expresionismo. También los cuentos lo son, incluso surrealistas.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.