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Opinión

Una novela con alma

La editorial Círculo Rojo acaba de publicar la novela Hábito blanco, de la grancanaria Pilar Cárdenes, con la que la novel escritora descubre su talento literario para adentrarnos en una historia de enredos emocionales que profundiza en la esencia de la condición humana. Se trata de una novela con alma que atrapa y nos hace reflexionar sobre la identidad poliédrica que nos caracteriza.

Su protagonista, Nuria, nos llevará a distintos escenarios en los que tendrá que hacer frente a sus miedos y frustraciones. Solo ella, Nuria, podrá encontrar su camino, aunque para llegar a él tendrá que pasar muchas desdichas y sinsabores. Vamos, como la vida misma. En cualquier caso, la fatalidad es el eje de esta novela. No se trata de un cuento feliz, porque lo que Pilar Cárdenes ha ido madurando durante los últimos tres años ha dado cuerpo a un relato tremendista en el que lo más abyecto de la conducta humana ocupa un papel predominante, unas veces bajo la piel de la ira y el desdén, otras desde la hipocresía, desde la falta de comunicación, o desde la insolencia, la venganza y la pura maldad.

Ahí reside pues uno de los principales valores de esta novela. Pilar Cárdenes demuestra una sobrada cualidad para fabular y crear una ficción que se adentra por derroteros psicológicamente difíciles de afrontar. Sin embargo, su historia es verosímil, como cada uno de los personajes que crea. Cárdenes arranca su historia en África, y allí, en el corazón de una aldea tribal, la escritora es capaz de hacernos despertar el interés por las vicisitudes que llevarán a Nuria, tras sufrir un largo y traumático secuestro, a escenarios tan diferentes como Barcelona, Madrid o Nueva York.

Sin duda, las vivencias personales de la autora han sido material de gran ayuda para hacer más real la correlación de hechos. No se nos escapa la larga etapa que esta canariona pasó en Barcelona, lo que se aprecia a la hora de ambientar el escenario principal donde transcurre la novela.

Aun así, cabe insistir en esa cualidad para escapar fácilmente de ella misma, lo que la convierte en una escritora de gran potencial. Esperemos que Hábito blanco' sea la primera de muchas obras que se anime a publicar.

Cuenta Pilar Cárdenes que ese don para ponerse en la piel de otros se lo debe en gran parte a la complicidad estrecha de su madre, con la que ya desde muy joven jugaba a crear historias inspirándose en las personas que se encontraban a su paso.

Ese don innato, sumado a su afición por la lectura y al afán de los últimos años por mejorar sus cualidades para escribir, que le ha llevado por distintos cursos y talleres literarios, han conformado una base sólida en la que sustentar su pilar creativo.

Decía Gabriel García Márquez sobre el proceso de escribir ficción que el buen escritor "trata de hipnotizar al lector para que no piense en nada, salvo el cuento que le estás contando, lo que requiere una gran cantidad de clavos, tornillos y bisagras, para que no despierte".

Así creo entender que ha adaptado su proceso creativo Pilar Cárdenes. Como un juego, la imagino haciendo su particular trabajo de bricolage con las palabras para trasladar su mágica realidad al papel, y con el objetivo último de hipnotizar, como proponía el Premio Nobel, a sus lectores.

Quizás ese juego vaya más allá, y como Isabel Allende desvelaba hace unos días en una entrevista televisiva, su proceso creativo sea más afín al acto sexual. Aseguraba la escritora chilena que "lo importante en el sexo no es el orgasmo, sino el camino hasta él, lo mismo que en la escritura". "El producto final es el libro, pero el proceso creativo", decía, "es lo que una goza, palabra a palabra".

En la lectura de Hábito blanco uno, como lector, percibe ese goce. Las palabras, resueltas de manera ágil por Cárdenes, nos atrapan, nos hipnotizan y nos hacen gozar. Y es por eso por lo que debemos agradecer a la autora que haya tenido el coraje de desnudar su alma de escritora y emprender la gravosa tarea de la publicación en estos tiempos nada proclives para la edición en papel.

Gracias a ese esfuerzo podemos hoy disfrutar su proceso literario, el resultado de un cuidado uso del lenguaje, pero sobre todo su capacidad para la figuración, para atraparnos con su simbología y deleitarnos con un uso de calificativos y estructuras metafóricas que lejos de resultar excéntricas o empalagosas nos abren vías discursivas para adentrarnos en los personajes, por otra parte parcos en caracteres descriptivos.

Precisamente en ese sutil modo de afrontar tanto las descripciones de los personajes como de los escenarios donde tiene lugar la acción, se advierte una vez más el carácter emocional que definen la escritura de Pilar Cárdenes. La autora prima el discurso de los pensamientos y sentimientos de sus personajes por encima de cualquier alarde descriptivo, con el objetivo final de centrar la atención del lector en el plano cognitivo, rico en matices y en muchos casos abierto a distintas interpretaciones. La obra de Pilar Cárdenes está hecha, en definitiva, para emocionar.

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