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El acné viene con teléfono móvil

Tecnología

El acné viene con teléfono móvil

Tres de cada diez chicos de 10 años ya lo tienen, cuando no lo aconsejan antes de los 12 o 14

Los móviles son el regalo predilecto de los niños que toman la Primera Comunión, pero también en cumpleaños y, con las fechas que se aproximan, cuando lleguen las notas si son satisfactorias para los pequeños. Pero los niños y adolescentes ya no quieren un teléfono para llamar y de ahí que pidan de entrada smartphones, los teléfonos de última generación con cámara para grabar y videojuegos, aplicaciones, acceso a internet... A partir de ese momento, portarán un pequeño ordenador en el bolsillo. Esa misma herramienta que les permitirá increíbles posibilidades de aprendizaje y comunicación, también entrañará peligros como el ciberacoso o el sexting. Tanta responsabilidad exige la decisión que muchos padres se sienten desorientados.

Los últimos datos disponibles apuntan que la edad media de adquisición del primer móvil en España se sitúa entre los 10 y los 12 años. Es decir, tres de cada diez chicos de 10 años poseen un móvil. A los 12 años disponen de esta herramienta el 69% de los chavales. Y se dispara hasta el 83% a los 14 años. Hablan por sí solos los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que evalúa el uso de nuevas tecnologías por parte de menores de 10 a 15 años. Eso sí, no recoge datos por debajo de esa edad.

Y los expertos advierten de que la edad de inicio podría ser mucho más temprana. Menores de ocho años usan habitualmente los móviles inteligentes y tabletas de sus progenitores o diversas aplicaciones, e incluso para ver series infantiles o vídeos de YouTube.

Vistas las cifras, ¿cuál sería la edad recomendada para regalar, o comprar con su paga el primer móvil a un hijo o hija? La respuesta más repetida es "cuando han alcanzado un cierto grado de madurez y responsabilidad". Esto es, según los expertos consultados por LA PROVINCIA / DLP, entre los 12 y los 14 años.

Lo más frecuente es que cuando el niño cumple doce años los padres se rindan. "No puede ser una obligación regalar un smartphone a una edad determinada. Un móvil debe ser usado cuando existe madurez y, desde luego los 8 años, no son idóneos", dice la presidenta del Centro de Acción contra la Violencia Alicia Peralejo, que ve a diario casos de ciberacoso. "Hay presión social, tanto de los grupos de edad como de las compañías de teléfono y medios que hacen campañas millonarias para reducir la edad de inicio del teléfono móvil. Y cada vez, los niños empiezan a usarlo a edades más tempranas", alega Peralejo. "Los padres tienen que dar ejemplo y reducir el uso, por ejemplo de los WhatsApp de las madres y padres del cole, y no estar pendientes las 24 horas", valora. Los pedagogos añaden que hay que tener en cuenta que cada niño tiene una madurez diferente, diferenciando la edad cronológica de la edad de madurez. "La edad no es sinónimo de madurez. Lo adecuado serían los 14 o 15 años, pero algunos menores aún no están preparados", advierten.

El psicólogo Alejandro Torres añade: "Se ha generado un problema nuevo en el que tampoco los especialistas disponemos de datos suficientes para determinar una edad concreta. Lo que sí vemos es el daño que está haciendo a diversos niveles: se exhibe demasiado la identidad y los niños son más vulnerables que los adultos. También a nivel de estudio, les roba tiempo. El niño pierde sueño porque se queda con el móvil... Los padres están bajo la presión social de que todos los de la clase lo tienen; pero en un niño de 8 o 10 años es ineficaz. Sin tener criterios científicos claros, creo que antes de los 14 años, no tiene sentido que un adolescente tenga móvil en general", considera Torres.

Sobre esa supuesta vulnerabilidad, el docente José Ramos, precisa que "existen problemas de sexting, aunque no con mucha frecuencia". "No lo leemos en la prensa, lo vemos en nuestros centros. Pero la inmensa mayoría de los alumnos que tienen móviles, los usan correctamente", añade. Y Ramos apunta a un contrasentido: "Vemos a muchos menores que están en redes sociales en las que no podrían porque son de uso para mayores de 14 años. El único modo del control es el familiar, porque esas plataformas digitales tienen muchas dificultades para detectarlos". A los 12 años, el paso de Primaria a Secundaria supone una revolución. "A esas edades se forman grupitos de amigos en el WhatsApp (el servicio más utilizado por los adolescentes) y en la edad de la adolescencia lo que más importa es pertenecer a un grupo y que te tengan en cuenta", asegura. "Por eso es tan importante saber en qué usan el móvil y si los chicos están preparados para asumir esa responsabilidad; es decir, si emocionalmente están preparados para que los admitan en un grupo, o no y que sepan controlar sus emociones".

Otro problema al que se alude es la falta de control: "Hay niños que no tienen control de sus impulsos y cuando tienen un móvil están pendientes de él las 24 horas, lo que les hace perder horas de sueño, incumplir actividades diarias... o ser víctimas de cyberbullying o sufrir persecución en la red por algún adulto que ha suplantado su identidad", advierten los especialistas.

Pautas de uso

Una vez que los menores tienen el móvil en el bolsillo, los padres deben fijar unas pautas de uso responsable, y es que un uso excesivo puede derivar en adicción tecnológica infantil, que lleva aparejada graves consecuencias (aislamiento, fracaso escolar), tal y como advierte el psicólogo Alejandro Torres.

Hay que acordar una serie de reglas, como desconectarlo una hora antes de acostarse y no dejar que se lo lleven a la cama -recuerda Alicia Peralejo- mantenerlo apagado durante las horas de clase, establecer unos tiempos de uso y un límite mensual de gasto. Estas normas pueden ir revisándose conforme al avance de la tecnología y al propio desarrollo del menor. Es muy importante también que los padres prediquen con el ejemplo. Si queremos inculcar al menor que no es conveniente estar siempre pendientes de los mensajes o notificaciones que nos puedan llegar, debemos procurar nosotros mismos no hacerlo, añade José Ramos. Los progenitores deben de vigilar y educar, supervisar las aplicaciones o archivos que los menores se descargan, explicándoles que deben dar preferencia a las procedentes de sitios oficiales; ayudarles a borrar de forma segura toda la información almacenada en el dispositivo cuando se vaya a desechar o sustituir.

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