He tenido la satisfacción de celebrar el primer centenario de la aparición de LA PROVINCIA, ahora renovada con el medio siglo de su segunda etapa. La mirada retrospectiva abre una pausa en el hacer cotidiano, necesariamente centrado en las atenciones del compromiso con el presente y el futuro. Así es la dinámica de la comunicación social, inseparable de la urgencia y la diversidad de la vida colectiva. La actitud de proveer y proyectar se sobrepone a la de rememorar y recapitular cuando la vigencia de los mensajes se limita a 24 horas, y aún menos en el periodismo on line. Sin embargo, la experiencia condensada al paso de los días constituye un patrimonio referencial que merece la pena liberar de la prisa, porque contiene el repertorio de aciertos y errores a tener en cuenta en la ambición de un perfeccionamiento constante.

Cincuenta años tienen significado decisivo en la existencia de las personas y en la de un servicio imprescindible como es la información independiente y veraz. Gustavo Navarro Nieto fundó LA PROVINCIA para apoyar el proceso de equidad de la región canaria que culminaría con la creación de la provincia de Las Palmas. Aquella tarea inspiró la línea de pensamiento y acción del periódico hasta su arbitrario cierre tras la guerra española. Editorial Prensa Canaria fue fundada por Matías Vega Guerra con las cabeceras del vespertino Diario de Las Palmas y el matutino LA PROVINCIA, cuya reaparición es el primer resultado en España de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966. En diciembre de aquel mismo año conoce la sociedad canaria un periodismo nuevo y necesario, que alcanzaría en poco tiempo, con Tomás Hernández Pulido como consejero delegado, el liderazgo de los medios impresos del Archipiélago.

Doce años después, asumí con Niceto Flores Ganivet la responsabilidad ejecutiva de la empresa, concienciado del peso histórico de iniciar, el mismo día en que fue promulgada la Constitución Española, una tarea tan ilusionante como compleja: la de dar voz informativa clara y honesta al proceso de debate, creación y organización de la Autonomía de Canarias y su primer Estatuto, así como el de culminar la fundación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria como justa reivindicación de toda la Isla. En otras palabras, apoyar desde las páginas de los dos periódicos de Prensa Canaria un retorno a la unidad regional sobre bases de absoluta paridad, que, a finales de la década de los ochenta, alcanzaría la consecución del equilibrio universitario como símbolo no menos determinante de una distribución equitativa de fuerzas políticas, sociales y culturales en el seno de la Autonomía

La plena identificación de la empresa y los equipos profesionales de sus medios contribuyó a hacer posible, con el apoyo o la crítica, lo que las instituciones querían construir, nada menos que la modernización y puesta al día de Canarias en un sistema democrático de libertades. De los cincuenta años que conmemoramos, son casi cuarenta los que viví en primera línea informativa y de opinión, con periodistas íntegros, bien formados y sensibles a los acontecimientos insulares, nacionales e internacionales que han ido jalonando la contemporaneidad canaria hasta el día de hoy. No solo por ello me siento orgulloso, sino también por haber templado en LA PROVINCIA la inspiración y el impulso de adquirir o fundar diarios peninsulares que en la actualidad son quince y no cierran la voluntad de Editorial Prensa Ibérica de seguir creciendo en número e importancia, pese a la radical diversificación de los canales de comunicación social y el progreso revolucionario de los medios on line, en el que también somos líderes de audiencia y seguimiento de usuarios únicos.

En los referidos cuarenta años cambiaron sustancialmente las Islas, el país y el mundo. En Prensa Ibérica hemos recorrido un camino paralelo, con la vigilante sensibilidad de lo que entregamos al todo social como información objetiva, aquello que estimulamos como opinión libre y plural, el debate de las ideas y, naturalmente, la puntualidad en la asimilación de un cambio tecnológico incorporado a nuestra estructura productiva desde la primera hora. Sistemas de elaboración y transmisión de textos, ingenios digitales en la plasmación y diagramación de páginas (que están recibiendo galardones internacionales) y ambición de sacar a la calle ediciones perfectamente impresas en las mejores rotativas de la industria europea y la japonesa, estos son los esfuerzos desplegados para que el continente progrese al ritmo de los contenidos.

Todos nos sentimos orgullosos de lo conseguido, pero no satisfechos. Demostramos a diario nuestra fe en la comunicación impresa. Empezó en el mundo hace más de cuatrocientos años y seguirá por muchos otros en el lugar y con la misión que le son propios, sin perjuicio de los ajustes que introduce la revolución digital y en perfecta convivencia con sus ventajas y oportunidades. El orgullo deviene de algo tan esencial en la vida humana como la fe, y la fe es una expresión de amor intelectual, amor a lo que hacemos. Amamos nuestro oficio y nuestra diaria responsabilidad porque de ella nace el instinto de la superación. Es única la tarea de entregar cada día lo que creemos más necesario para la buena salud de la convivencia democrática. Y también es singular la sensación de que ese empeño es comprendido y secundado es los niveles informativo, de análisis o de entretenimiento.

Y no estamos satisfechos, porque lo hecho despierta en nosotros la expectación de lo por hacer. Nos atañe ahora la apasionante experiencia del medio digital, que tan solo está en sus inicios a pesar de la magnitud planetaria de lo que ya moviliza. Ese es nuestro reto, al que dedicamos mucho trabajo y enorme ilusión. Somos una empresa de contenidos y nos creemos preparados para difundirlos en el lenguaje específico de todos los soportes. Junto a la prensa impresa, nuestra base de hoy y de mañana, hemos probado y seguimos en ello, los medios radiofónicos y televisuales. El desafío digital es ahora el más excitante, pero no suplantará la necesidad de leer, ni la de escuchar o contemplar, porque cada una de ellas da respuesta diferente a la curiosidad y la espiritualidad humana.

Cincuenta años de cambios y mejoras durante el último tercio del siglo XX y lo que va del XXI propician el anhelo y el músculo de la continuidad. LA PROVINCIA ha influido decisivamente en mi concepto de la vida y en la creatividad empresarial forjada en contacto con tres extraordinarios colectivos: el de los profesionales de la comunicación que materializan en la excelencia la compartida vocación de servicio; el de los lectores que nos inspiran el afinamiento de los mensajes y la calidad de su presentación; y el de los anunciantes que respaldan con su confianza nuestro propósito de superación.

Mi gratitud profunda a todos ellos. Ninguna coyuntura podrá alterar nuestra leal complicidad.