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Beatriz Domínguez-Gil.LP / DLP

Entrevista a Beatriz Domínguez-Gil

"La donación puede ayudar a la familia a superar el duelo"

"En España sabemos que los casos de tráfico de órganos son absolutamente excepcionales", asegura la dirigente de la Organización Nacional de Transplantes

La ONT sigue siendo líder en donación en Europa. Cuando le preguntan qué objetivos se plantea para los próximos cuatro años, parece imposible que se proponga aumentar el número de donantes -actualmente son 43,4 por millón-.

Efectivamente. Debemos de tener en cuenta que es más difícil mantenerse en niveles de excelencia que aumentar. Para nosotros, el reto es mantenerse, aunque todavía existen posibilidades de mejora. Creemos que los 45 donantes por millón de población son una tasa realista, conseguible. Y en algún tiempo, podrían alcanzarse los 50 donantes por millón de habitantes. Básicamente, nuestro objetivo es consolidar las líneas de trabajo que han constituido nuestra principal forma de aumentar la donación: la colaboración con los servicios de Urgencias y lo que se conoce como donación en asistolia. Eso podría ayudarnos a dar un empujón adicional a la donación en España y la actividad trasplantadora.

Los donantes de médula acaban de batir récords. ¿Debe-mos aplaudir la solidaridad de los españoles pero no bajar la guardia?

Es importante sensibilizar a la ciudadanía, por otra parte es fundamental que las personas que tienen interés en ser donantes de médula ósea se informen y entiendan el compromiso que adquieren. Así logramos el DNI celular de cada persona, de forma que cuando están en ese registro, en el momento que un paciente necesite localizar a un donante compatible, se pueda localizar en el registro mundial; contamos con 30 millones de donantes de médula ósea. Creemos que ha calado el mensaje entre la población española, que donar médula ósea salva y da una esperanza de vida a pacientes, fundamentalmente afectados de leucemia, linfoma, mielomas múltiples... cuando no pueden encontrar en su entorno familiar un donante compatible. Gracias al esfuerzo realizado creemos que ha calado el mensaje, pero no podemos negar el impacto que han tenido campañas como la de Pablo Ráez, con una enorme repercusión entre los más jóvenes. Esas campañas ayudan, por supuesto, pero es importante que siempre estén bien orientadas. No se trata de hacer una campaña dirigida a un paciente, de hecho la legislación no lo permite. El compromiso se adquiere cuando uno da el paso al frente y se compromete a ser donante de médula ósea.

¿Hay muchos casos en los que los donantes se echan atrás?

Es algo que ocurre muy infrecuentemente. En 2016, fueron solo cinco los donantes que se negaron a hacer efectiva la donación, tras ser llamados por el REDMO porque se necesitaba su médula ósea para un paciente. Esto representa el 3,3% del total de las 149 solicitudes a donantes del REDMO realizadas ese año para hacer efectiva la donación.

Usted forma parte, además, de un plantel internacional que intentan acabar con el tráfico de órganos y el llamado turismo de trasplantes.

El turismo de trasplantes hace relación a dos situaciones diferentes: la acepción más común sería la del viaje de un paciente para trasplantarse en un país en el contexto del tráfico de órganos. Se conoce como un punto caliente del tráfico de órganos: países asiáticos, algunos de América Latina, del norte de África, o incluso del norte de Europa. Desgraciadamente, ningún país se tiene medido este fenómeno; están muy poco cuantificado. En el Consejo de Europa estamos haciendo una aproximación a estos números, en colaboración con todas las autoridades sanitarias competentes y creemos que vamos a poder dar una aproximación en los próximos años; es una labor muy complicada En España sabemos que son casos absolutamente excepcionales. La última vez que abordamos el tema (2008-2009) se habían registrado cuatro casos. Y ahora estamos intentando abordarlo otra vez. Es, por tanto, un fenómeno muy esporádico en España. Curiosamente se da en pacientes nacidos en uno de estos países que se conocen por ser países implicados en la práctica del tráfico de órganos, probablemente por antecedentes familiares. Consideramos que es un fenómeno muy controlado en España, fundamentalmente porque tenemos controlada la causa raíz: Un paciente en España ha nacido en el país en el que más probabilidades tiene de conseguir el órgano que necesita. Por tanto, tenemos la mejor vacuna para prevenir que nuestros pacientes lleguen a un nivel de desesperación que les haga recurrir a este tipo de prácticas, que no solamente son inaceptables, sino que constituyen la explotación del ser humano por otro ser humano. Y además, ponen en riesgo su propia vida. Los pacientes que se transplantando en el contexto del tráfico de órganos tienen muchas más probabilidades de fallecer o de adquirir algún tipo de enfermedad que pueda ponerlo en riesgo tanto el propio asiento y, como su entorno.

¿Y el otro turismo de trasplantes, el que viene a España?

Ahí ya no estamos hablando de la explotación de una persona vulnerable. Se trata de viajar a otro país para acceder a la lista de espera de trasplante por donante fallecido. Si esto no se hace de una forma descontrolada, genera muchos problemas a los países implicados. Este tipo de turismo de trasplante nos preocupa mucho. Aunque sabemos que es un tema muy minoritario en España y no son datos alarmantes, se puede producir un efecto llamada que podría ser devastador para el sistema español de trasplantes. Por eso, estamos tratando de anticiparnos a ese problema. Ahí evidentemente lo que deberíamos de plantearnos es limitar el acceso, así como vincularlo a un mínimo del tiempo de permanencia en España. Eso permitiría también asegurar que sus pacientes reciben el cuidado que necesita. Tenemos cada año una serie de pacientes que se trasplantan en nuestro país y que han nacido fuera de España, pero son residentes en nuestro país y que tienen todo tipo de derechos de acceder a la prestación sanitaria de España. Es un número que se encuentra en torno al 9% de todos los pacientes y viene a representar también el índice de poblaciones de otras nacionalidades dentro de la española. Lo que nos preocupa es el paciente que viene exclusivamente con el propósito de trasplantarse, para luego regresar a sus país. Es un número minoritario pero nos preocupa, por si pudiera convertirse en problema en el futuro. sobre todo después del caso registrado hace dos años de ciudadanos que venían de Europa del este, de forma pseudo organizada para acceder al trasplante y luego regresar a su país.

La mortalidad en la lista de espera en España se sitúa en un 5%. ¿Podrá rebajar?

Es muy difícil porque es un tanto paradójico. Uno diría que con todos los trasplantes que hacemos, la lista de espera lo lógico es que se reduzca desaparezca. Pero en la realidad, que mantenemos a raya la lista de espera, a medida que aumentan los trasplantes, también se inscribe más gente en lista de espera. Sabemos que podemos trasplantar a gente con edad más avanzada, por lo que es la pescadilla que se muerde la cola. Aumentamos la disponibilidad de órganos y los propios profesionales van recurriendo y metiendo a más pacientes en lista de espera.

Trabajan en mayores medidas de seguridad laboral para los donantes en vivo.

Estamos trabajando para que la persona que decide donar un órgano en vida resulte resarcida por los gastos en los que ha incurrido.

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