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El antiguo psiquiátrico de los años 80

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El antiguo Psiquiátrico se dispone a acoger mayores y enfermos mentales

La edificación de Martín Fernández de la Torre ofrecerá 216 plazas residenciales y 30 diurnas, también destinadas a discapacitados intelectuales y físicos

Dieciocho años después de que el antiguo Hospital Psiquiátrico cerrara sus puertas, el viejo edificio proyectado por Miguel Martín Fernández de la Torre se dispone de nuevo a prestar un servicio a la sociedad. Así, el Plan de Infraestructuras Sociosanitarios prevé que acoja 216 plazas residenciales más 30 diurnas destinadas esencialmente a personas mayores, pero también podrá acoger a aquellascon discapacidad intelectual, con problemas de salud mental y con discapacidad física. A este recurso se sumará el del antiguo Pabellón de Severos del Psiquiátrico, desgajado del cuerpo del edificio principal, que ofrecerá 15 plazas residenciales destinadas a personas con discapacidad intelectual que muestren trastornos de conducta. El presupuesto de las obras de construcción y la dotación de equipamientos de ambos recursos supera los 21 millones, tal y como aparecen consignados en el citado plan, acordado por el Gobierno canario con los distintos cabildos.

Ambas obras se encuentran aún en un estadio embrionario, pues el Psiquiátrico está aún pendiente de licitación tanto del proyecto como de la dirección de la obra, mientras que en el caso del Pabellón de Reposo ya se licitó la redacción de la obra, pero no su ejecución. Hablamos de edificios protegidos, por lo que las obras de acondicionamiento para sus nuevas funciones deberán respetar este ejemplo de arquitectura racionalista .

La edificación responde a un proyecto del arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre de 1931. No obstante, múltiples contratiempos que van desde dificultades para adquirir unas casas que se encontraban dentro de la finca a la crítica situación de los obreros de las canteras, retrasaron la construcción del edificio, que finalmente fue recibido en el año 1940 para su uso como manicomio. El presupuesto, que a consecuencia de estas dilaciones debió ser modificado, superó finalmente el 1.200.000 pesetas, una cantidad más que estimable para la época.

Los terrenos sobre los que se asienta el edificio fueron segregados de los adquiridos en su momento por el Cabildo grancanario para acoger una leprosería, a la vista de la necesidad de disponer en la Isla de un recurso importante destinado a salud mental.

El proyecto del edificio del manicomio le fue encargado a Martín Fernández de la Torre des-pués de que se descartara, por su elevado coste, la propuesta presentada por Rafael Macarrón, arquitecto del Ministerio de la Gobernación a quien se había encomendado en primer término este proyecto.

La edificación proyectada por Fernández de la Torre, que entusiasmó en su momento al entonces diputado Juan Negrín, tiene un carácter esencialmente racionalista y está pensada con una capacidad suficiente para el aislamiento de 373 enfermos. El proyecto original sufrió una serie de objeciones de Consejo Superior de Psiquiatría, que obligó a ciertas modificaciones que asumiría el arquitecto.

Construcción

El sistema constructivo del edificio está formado por una estructura de hormigón armado, y las paredes con bloques macizos o huecos de hormigón en masa. Entre los materiales se le da una especial importancia al hormigón.

Hubo serios problemas con la cimentación de esta construcción, que originalmente se había previsto con una profundidad de un metro, pues se partía de la base de que el terreno era de buena calidad. Finalmente, acabó alcanzando los cuatro metros porque el terreno resultaba "peligrosísimo y de pésima calidad", según rezan los informes técnicos.

El edificio presenta una simetría muy marcada que aspira a instaurar, o al menos sugerir, u cierto orden en la mente de los recluidos en el manicomio. Este dibujo en dos hemisferios sirvió además para establecer en su momento un ala de hombres y otra de mujeres perfectamente compensadas.

Desde su inauguración hasta su cierre sesenta años después, el manicomio, luego hospital psiquiátrico, fue el único recurso para el internamiento de enfermos mentales de toda la provincia de Las Palmas . A él llegaban pacientes de las tres islas orientales en épocas en que la salud mental disfrutaba de muchos menos recursos públicos que los que tiene hoy. La gestión corrió a cargo del Cabildo canario porque, si bien la sanidad era una competencia estatal, la salud mental no entraba en ese paquete. Con el nacimiento de la autonomía y la posterior transferencia de las competencias de la sanidad al Gobierno regional, los recursos sociosanitarios han seguido gestionados por los cabildos.

Parte de los enfermos del Psiquiátrico, los de la Unidad de Internamiento Breve pasaron en 1995 a El Sabinal. Cinco años después cerraba sus puertas. Ya en ese momento la planta psiquiátrica respondía a un modelo mucho más descentralizado, que potenciaba los recursos ambulatorios y la desinstitucionalización de aquellos pacientes que contaran con los informes médicos que avalaran esta posibilidad. Los tiempos del manicomio como gran contenedor de recursos y facilidad única de internamiento para personas con patologías mentales tocaba a su fin.

Las actuaciones que acoge el Plan de Infraestructuras Sociosanitarias incluye también acondicionamientos en El Sabinal.

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