A pesar de la aprobación del tratado de prohibición el pasado año por Naciones Unidas, ¿el planeta sufre un mayor peligro que en la Guerra Fría por el boicot de los países con armas nucleares y la mayoría de sus aliados?
Sí. Tenemos más número de conflictos y de tensiones nucleares. Parece que Hiroshima queda en la época de los abuelitos, pero no, ahorita ya hablamos de 17.000 ojivas y potencias de cinco megatones, 330 veces más fuertes que la primera bomba, así que ya se pueden imaginar el significado del estallido de una guerra nuclear. Aunque también se firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en el marco de la ONU, 50 años después, no solo no se detuvo la carrera, solo no paró la carrera, sino que se modernizó con la inversión de trillones de dólares y casi se duplicó el número de países. A los cinco grandes (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia), cuya posibilidad de veto como miembros del Consejo de Seguridad de la ONU bloquea toda las iniciativas, se sumaron Israel, India, Pakistán, Corea del Norte y, posiblemente, Irán, por confirmar. Los nueve países amenazaron al resto para obstaculizar la firma del tratado.
¿Optimista ante el inicio del diálogo entre Washington y Pionyang?
No es la primera vez que Corea del Norte se sienta a hablar sobre la desnuclearización, pero siempre sigue la misma retórica: digo lo que quieres escuchar y después hago lo que quiero, miento y escondo. No se puede ver en positivo o negativo porque es impredecible. Con Donald Trump y Kim Jong-un estamos ante líderes de países nucleares con los que es difícil acertar su siguiente paso, puede pasar de todo, por eso necesitamos el tratado.
¿Ahí sitúa el mayor riesgo?
Siempre estamos con la posibilidad de una guerra mundial, el uso de armas nucleares desde países muy lejanos, pero también puede ser a causa de un conflicto regional. Por ejemplo, entre India y Pakistán, es uno de los grandes temores. Y aunque sea una guerra localizada en esa parte del planeta, obviamente, las repercusiones son mundiales. Al margen de las inmensas muertes en países extraordinariamente poblados, una guerra nuclear ya sería la puntilla del cambio climático. Y otra de las cuestiones que tensó mucho la situación fue la invasión de Crimea por Rusia, no es una piedra, es una roca en el zapato, hay leyes y reglas del juego, pero cruzaron la línea roja.
También ahora, aunque con la venta de armas convencionales, España con Arabia Saudí...
Absolutamente. Una de las primeras cuestiones del Tratado de Comercio de Armas es no venderlas para su uso en países en conflicto. Aunque existe la ONU y regulación internacional, los cinco grandes inmovilizan todo a 122 países. Es un juego muy perverso que no nos deja avanzar. Observamos con absoluta preocupación la venta, no puede ser que los yemenitas mueran por miles y las armas vengan de España o EEUU. Como miembro de la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte], España no firmó el acuerdo contra las armas nucleares, pero con Pedro Sánchez [presidente del Gobierno] sentimos que hay una mínima ranura abierta para irse colando, aunque no ha prometido absolutamente nada. España tiene bases militares y corre un riesgo enorme. Nos encargamos de mover las conciencias del planeta para decir que es importante, para decir que tu vida y la de tus hijos peligra...
¿Y cómo reaccionaron a sus palabras los escolares canarios?
Atentos. La gente se interesa, el tema mueve el piso a cualquiera, pero la información se esconde y nunca se habla. Las nuevas generaciones tienen una serie de dispositivos tecnológicos que no solo deben utilizar para pasarla bien o con videojuegos que normalizan el asesinato en un grado de perversión enorme porque matar es un delito, sino también para buscar y compartir la información. Si compartimos la información somos cómplices, aliados, pero la información es para actuar, para hacer algo por ti, por tu familia, por la humanidad. Como sociedad civil tenemos que comprarnos responsabilidades fuertes y una es el desarme. Cuantos más seamos y antes actuemos, mejores resultados conseguiremos.
