¿Cuáles son los aspectos más destacados de la conferencia que ha impartido?
He hablado de la nueva visibilidad de la gente trans, de las diferencias que existen entre las distintas generaciones, y de la realidad de ser trans en un mundo conservador, que cada vez más se rige por políticas de derechas.
¿Cuáles serían estas principales diferencias generacionales que ha mencionado?
Hace tan solo diez años era casi imposible salir del armario como trans, por ejemplo, en el instituto. Esto suponía una aprensión. Todo el mundo consideraba esta realidad como un problema psicológico. Por suerte, se ha producido un cambio a lo largo de los últimos cinco años porque existe una mayor visibilidad. A día de hoy, hay muchísimos más jóvenes que están declarando su condición.
¿Qué objetivos persigue y a qué tipo de público ha querido dirigirse?
En primer lugar quiero que la gente piense lo que significa vivir en un mundo con muchísimas más personas visibles como trans, y el impacto que puede producir esto en el colectivo teniendo en cuenta el concepto que tiene la gente de lo masculino y femenino. Hasta cierto punto, sería ideal dirigir el mensaje a todo el mundo. Pero a la gente que no forma parte de este colectivo no le suele interesar estos temas.
¿Por qué cree que ha incrementado la visibilidad del colectivo?
La verdad es que Internet ha contribuido muchísimo en este aspecto, porque la información que circula en la red lo hace de un modo más rápido y se extiende más. De esta forma, las comunidades que estaban aisladas y marginadas han tenido la posibilidad de encontrar un punto de encuentro. De hecho, los jóvenes que tienen dudas relacionadas con su identidad sexual buscan en la World Wide Web para acceder a una gran cantidad de información que luego deben procesar. De pronto empiezan a formar parte de una gran comunidad, pero eso los puede convertir también en objetivos. Sin embargo, no todo es positivo y también puede ser un problema. Hay que recordar que, desgraciadamente, en Internet se producen muchos casos de acoso.
¿Cuáles serían las principales necesidades que demanda ahora mismo el colectivo trans?
Cada individuo que forma parte de este colectivo es muy distinto y tiene necesidades diferentes. Algunos pedirán una mayor atención en el ámbito laboral, pero para un trans de color, por ejemplo, alomejor sería más importante poner fin al racismo y no bastaría con realizar un reconocimiento al colectivo. Por tanto, las necesidades son muy variadas y dependen de las exigencias de cada persona.
¿Cómo cree que hemos evolucionado en materia de igualdad?
Lo cierto es que la gente se ha implicado en el movimiento trans a lo largo de las últimas décadas. Ahora, hemos llegado a un momento en el que el activismo está empezando a producir resultados. Esto se debe en gran medida a la educación, a la información que circula en Internet, y por supuesto, a la visibilidad que ha ganado el colectivo.
¿Qué hace falta cambiar?
La conciencia. Yo creo que la gente ajena al colectivo trans o queer no se ha dado cuenta de lo que ha sucedido, y que las categorías de hombre y mujer forman parte de un progreso que va cambiando cada día.
¿Qué valores pretende transmitir?
El mensaje principal es que el género normativo no existe. La heterosexualidad no es algo del pasado, pero ya no organiza la forma en la que la gente entiende la vida y la madurez . En realidad, se ha desnaturalizado totalmente.
¿Esto es un problema común en todas las sociedades?
No se puede generalizar, porque no todas las sociedades han construido su comprensión de los mundos sociales sobre la base de la polaridad de género. Eso es más propio de la cultura euroamericana y en gran medida se debe a la cristiandad. En otras culturas en la que no domina la cristiandad cambian mucho las formas de entender el género.
Por tanto, ¿considera que la religión es un elemento influyente?
Por supuesto, y es algo que perjudica. Debemos tener en cuenta que los cristianos, en general, están obsesionados con las normas de género y con la heterosexualidad, y consideran a la gente trans y queer como una auténtica amenaza.
¿Cómo podríamos evolucionar para conseguir una sociedad más igualitaria?
Una sociedad más igualitaria no va surgir necesariamente a partir del reconocimiento de la gente trans. Existen importantes problemas y amenazas en términos de razas, clases sociales, diferencias religiosas, machismo, y el odio hacia la gente trans es precisamente un síntoma de todas estas relaciones de desigualdad. Para poder evolucionar habría que partir de esta base.
¿Cree que se han aprobado políticas favorables para el colectivo trans a lo largo de los últimos años?
En Estados Unidos sí. Existe una red de protección jurídica y es más fácil acceder también a consejos sanitarios, pero estamos viendo la amenaza porque el señor Trump no se decide a la hora de afirmar si los queers son fantásticos, o son individuos que quieren quitarle todos sus derechos. Lo cierto es que siempre existe una amenaza, por lo que Estados Unidos no podría considerarse como un referente a nivel de políticas, porque es un país que siempre llega muy tarde. Es un país enorme y autocrático, así que el cambio sucede muy despacio y hay grandes poblaciones en el país que son extremadamente conservadoras. Por tanto, no puede ser un referente. De hecho, el principal enemigo de todas las sociedades es la política, porque siempre dependen de los intereses e ideas del gobierno que esté al mando en un momento determinado.
¿Cómo valora la realidad en España?
Mi teoría es que existe un proceso de reconocimiento de derechos, pero también se está produciendo a un ritmo muy lento. En el contexto en el que yo he querido centrar mi presentación hago referencia a una situación en la que la gente está reivindicando sus derechos. La mayoría de las sociedades euroamericanas tienen que abordar este asunto, porque hay muchísimas personas que reconocen que la realidad trans es un elemento muy importante.
Usted es autor de varios libros entre los que figuran títulos como El arte queer del fracaso, o Trans, una guía rápida y peculiar de la variabilidad de género . Teniendo en cuenta su amplia trayectoria, ¿qué proyectos se marca de cara al futuro?
Mi intención es seguir escribiendo y dando clases. Llevo realizando investigaciones relacionadas con los estudios de género desde hace ya 20 años. Cuando empecé a dar clases en la universidad, no existían estos estudios, por lo que consideré necesario dar un impulso a la materia y así poder dar una respuesta a todos los cambios que se producen en este ámbito.
