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La coreografía de Isabelita Perón como presidenta de Argentina

Esta bailarina se convirtió en la primera mujer en dirigir un país después de la muerte de Juan Domingo Perón

Isabel Perón y Juan Domingo Perón. Cordón Press

La primera mujer del mundo en ser presidenta era una bailarina que en su juventud nunca pensó en llegar a hacer carrera en una disciplina tan alejada del arte como es la política, y pasando a la historia además como la primera mujer en presidir un país. Huérfana de padre desde los siete años, María Estela Martínez, conocida popularmente como Isabelita Perón (La Rioja, Argentina, 1931), estudió danza y se unió a una compañía con la que recorrió Latinoamérica con el nombre artístico de Isabel Gómez.

Trabajó como bailarina en el cabaret Pasapoga, en Caracas (Venezuela), y fue en 1955, en el club nocturno 'Happy Land' de Panamá, donde conoció al expresidente argentino Juan Domingo Perón, exiliado en ese país tras ser derrocado por la Revolución Libertadora.

Isabelita Perón, que trabajaba como bailarina el cabaret Pasapoga, conoció al expresidente argentino Juan Domingo Perón en un club nocturno cuando estaba exiliado en Caracas

Isabelita Perón

Isabel comenzó ejerciendo como secretaria para Perón y le acompañó durante su largo destierro político -primero a Venezuela y República Dominicana y después a España, donde establecieron su residencia. Se casaron en 1961 e Isabel acabó convirtiéndose en la tercera y última esposa de Perón, después de quedar viudo dos veces, primero con Aurelia Tizón (de 1929 a 1938), traductora de profesión, y después de la actriz María Eva Duarte (de 1945 a1952), la famosa Evita, que acompañó a Perón en el cargo como Primera Dama de Argentina.

Cuando Perón regresó a Buenos Aires en 1973 de la mano de Isabelita, el Congreso del Partido Justicialista la escogió como candidata a la vicepresidencia. El matrimonio obtuvo la victoria con el 61,8% de los votos.

Tan sólo un año después moría Perón de un infarto de miocardio con 78 años y ella asumía la jefatura de Estado, siendo no sólo la primera mujer al frente de un país latinoamericano, sino también la primera en presidir una República en el mundo. Tenía entonces 43 años.

Su mandato, conocido como tercer peronismo, acabó abruptamente en marzo de 1976 al ser depuesta por un golpe de Estado que estableció una dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, que suprimió las garantías constitucionales del país y la mantuvo detenida durante más de cinco años.

Al ser liberada en 1981, abandonó la actividad política y regresó a España, donde vive desde entonces. La expresidenta fue llevada a juicio por malversación de fondos públicos por haber utilizado fondos pertenecientes a una fundación para pagar una deuda personal que luego reintegró. En 2007, a raíz de la reapertura de causas judiciales por asesinatos políticos cometidos durante su gobierno, se solicitó su extradición a Argentina, pero la Audiencia Nacional española consideró que los crímenes encargados por la ex jefa de Estado no eran de lesa humanidad y por tanto habían prescrito, por lo que rechazó la petición de extradición solicitada por la Justicia argentina.

Isabelita Perón en 2007 al salir de la Audiencia Nacional con su abogado. AGENCIAS

Un controvertido mandato

El periodo en el que Isabelita ejerció el poder, entre 1974 y 1976, no estuvo exento de polémica. Eran los años de la Guerra Fría entre Estados Unidos y el bloque comunista y en América Latina la democracia se veía constantemente pisoteada por sucesivos golpes de Estado y la imposición de dictaduras militares.

El antiguo secretario personal de Perón, José López Rega, pasó a ser ministro de Bienestar Social y se convirtió en la mano derecha de Isabelita. Fortaleció la presencia de los sectores de la derecha en el gobierno y organizó una fuerza parapolicial, conocida como Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), encargada de hostigar a destacadas figuras de la izquierda.

Su viraje político a una posición de derecha dura comenzó a provocar el rechazo de algunos sectores del peronismo. La izquierda peronista abandonó su apoyo al gobierno y creó la organización político-militar de los Montoneros.

En febrero de 1975, la presidenta Martínez de Perón dictó el primero de los llamados decretos de aniquilamiento contra la subversión, dando inicio al Operativo Independencia que emprendió un terrorismo de Estado con extorsiones, secuestros y asesinatos.

Isabelita Perón en 1975 en un discurso junto con López Rega. AFP

Con este decreto, ocultado a la opinión pública, el ejército fue autorizado a "ejecutar las operaciones militares necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán", en clara referencia al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y a los guerrilleros Montoneros, que habían creado un frente revolucionario en el monte tucumano, con el deseo de crear una zona independiente, la Tucumania.

La fuerte inflación y la devaluación de la moneda

La economía argentina atravesaba en esos años una dura situación auspiciada por la devaluación de la moneda. Argentina alcanzó una de las tasas de paro más bajas de la historia, pero a costa de una inflación muy alta.

La presidenta argentina en un acto de la CGT (Confederación General del Trabajo). AGENCIAS

Hata entonces había funcionado el Pacto Social, un acuerdo alcanzado entre trabajadores y empresarios mientras vivía Perón, que garantizaba la estabilidad de los precios. No obstante, con el reemplazo del ministro de economía que había acompañado al fallecido presidente, José Ber Gelbard, por un histórico del peronismo, Alfredo Gómez Morales, que tiró abajo dicho pacto y alimentó la retracción de la liquidez.

Su sucesor en el cargo, Celestino Rodrigo, siguió en esta misma línea y aplicó el Rodrigazo, que supuso una nueva devaluación de la moneda y el aumento de las tarifas de los servicios y de los precios de los combustibles. La huelga general que paralizó el país durante 36 horas en julio de 1975, la primera contra un gobierno peronista, terminó con la renuncia del ministro López Rega, mano derecha de Martínez de Perón.

Crisis política

La crisis política y económica se agudizó y en septiembre de 1975, la presidenta pidió licencia del cargo por razones de salud. Sus funciones fueron ejercidas por Ítalo Lúder, presidente provisional del Senado, durante un mes aproximadamente. En ese breve periodo, y a raíz de un ataque de Montoneros a un regimiento de Formosa, Lúder extendió a todo el país la política de acabar con los elementos subversivos con el dictado de tres nuevos decretos de aniquilamiento.

Isabelita Perón en el momento de su detención tras el golpe militar. AGENCIAS

Aunque algunas voces pidieron la permanencia de Lúder como presidente, Martínez de Perón regresó a su puesto, pero después de un levantamiento militar en diciembre de ese mismo año, la presidenta anunció el adelanto de las elecciones presidenciales para el 17 de octubre de 1976.

Aun con todo, el clima político no mejoró y Martínez de Perón era consciente de un inminente golpe de Estado como así lo expresó en un discurso en el que acusó a la ultra derecha y a la ultra izquierda de tener como único objetivo el volver a un país pre-industrial y "voltear las chimeneas que levantó el General Perón". Así, el 24 de marzo de 1976, se produjo un golpe de Estado militar que destituyó el gobierno de Martínez de Perón.

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