Analizar, desde la óptica didáctica, la evolución que han tenido las princesas Disney desde que en 1930 se estrenara Blancanieves y los siete enanitos hasta la actualidad, y su influencia, tanto en la educación estética como ideológica. Este es el objetivo del trabajo Las princesas Disney y su huella en los cuentos actuales. Nuevos modelos para nuevos tiempos, publicado en la revista Anuario de Literatura Infantil y Juvenil, por las profesoras de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Ángeles Perera y Andamana Bautista.
"La profesora Isabel Pascua, que trabaja en la traducción de relatos Disney, nos propuso estudiarlo desde el punto de vista del aula y de como han influido los nuevos modelos de princesa. Una idea que nos encantó porque tanto mi compañera Andamana Bautista como yo trabajamos desde hace muchos años en esto y era una forma de actualizar el trabajo anterior", indicó Ángeles Perera, profesora de Didáctica de Lengua y Literatura Infantil y decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la ULPGC, autora de estudios como La rebelión de las princesas.
El trabajo consistió en el análisis de las princesas Disney tradicionales, y de las nuevas protagonistas, además de investigar nuevos libros e historias que pudieran complementar las de las películas. "Una parte del estudio tenía que centrarse en las princesas de toda la vida, como Blancanieves, Cenicienta y la Bella Durmiente, porque creemos que no están superadas, las niñas siguen viéndolas; pero también nos interesaba las nuevas princesas que habían sacado Disney en las últimas películas y sobre todo las que se ven en los cuentos de ahora, que continuamente se están publicando".
Una de las conclusiones es que Disney se ha adaptado a los nuevos tiempos e inquietudes sociales, para mantener su mercado, dirigido no sólo a la infancia sino a los adultos, mediadores entre los niños y los productos.
Valores
La princesa del cuento tradicional responde perfectamente a lo que se espera de ella, es hermosa, delicada, silenciosa, serena... Hay ocasiones en las que a su belleza y bondad se le une la astucia o inteligencia, pero no es este el aspecto que más la identifica, sino el de la paciencia, la abnegación y la lealtad. Blancanieves, La Cenicienta y La Bella Durmiente forman una trilogía de princesas y representan los personajes femeninos de los primeros años de los largometrajes Disney. "En el caso de Blancanieves y los siete enanitos, como después sucedería con Cenicienta, el personaje del príncipe es hierático, casi de cartón piedra; su única función es que la princesa se despierte tras darle un beso de amor".
Estas princesas tradicionales inspiradas en los cuentos de hadas pronto dejaron paso en la filmografía Disney a nuevas heroínas, más acordes con los tiempos y el gusto del público. Como ejemplo, Bella es una joven a la que le gusta, sobre todo, leer, es valiente y con carácter. Igual que sucede con Mulán que, transformada en soldado, lucha por su país e, incluso, salva al emperador que termina condecorándola.
"Hemos visto que a partir de ahí han surgido nuevas princesas que tienen valores completamente distintos, ya no son princesas sumisas, no están esperando a casarse, ya son protagonistas reales, princesas activas, como es el caso de Frozen", apuntó Perera. Y a pesar de haber un cambio en el modelo "que hay que valorar y reconocer", las autoras ponen en evidencia que aún hay vestigios de ese Disney que quería ofrecer una imagen femenina acorde con la imagen modélica del sistema más tradicional. "Podemos ver como la protagonista de Frozen no deja de parecerse a Cenicienta en la estética, una joven estilizada, un cutis perfecto... Es verdad que la historia tiene un componente diferente, pero siempre queda un reducto de aquellas que las madres vimos de pequeñas, y en esa ambivalencia nos movemos".
Las investigadoras concluyen que, teniendo en cuenta la importancia que tienen los relatos Disney, "su delicada manufactura y la herencia que han perpetuado", sería recomendable alternar con los menores estas películas con otro tipo de cuentos más actuales. "Es necesario ampliar el horizonte de los receptores infantiles y mostrarles otras realidades argumentales y estéticas, tarea sencilla si tenemos en cuenta la enorme variedad que podemos encontrar en las librerías. Junto a esa producción que tiene éxito, hay una producción de literatura infantil actual y diferente. Es recomendable trabajar las dos opciones".
