La brillantez académica tiene premio en la Universidad. No sólo se plasma en el expediente que, sin duda puede convertirse en un buen visado para el mercado laboral, sino que en los últimos dos años ha tomado forma de ceremonia de reconocimiento institucional.

El pasado 31 de mayo, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria celebró en el Paraninfo el acto de entrega de los primeros Premios Extraordinarios Fin de Título, que recayeron en los 32 estudiantes más destacados de cada titulación que concluyeron sus estudios en 2010. De ellos, cinco recibieron además el Premio Extraordinario por Rama, que los distinguen como "los mejores entre los mejores".

Es el caso de Carmen Delia Cabrera Montesdeoca, licenciada en Filología Hispánica (Arte y Humanidades); Caterina Rodríguez de Vera, licenciada en Ciencias del Mar (Ciencias); Josué Díaz Delgado, licenciado en Veterinaria (Ciencias de la Salud); y Laura Autón García, ingeniera técnica en Informática (Ingeniería y Arquitectura).

Para los cuatro, que acabaron sus carreras el pasado curso, ambos premios suponen un reconocimiento al esfuerzo desarrollado durante tantos años, y un estímulo para continuar en un futuro que, curiosamente, sigue más ligado a la formación que al trabajo en el caso de todos.

La crisis económica, el miedo al paro, los bajos salarios... Todo ello ha contribuido a que los mejores titulados de la ULPGC en el 2010 hayan optado por continuar formándose al amparo de la Universidad.

En el caso de Carmen Delia Cabrera, este año ha realizado el Máster de Formación del Profesorado con la idea inicial de presentarse a las oposiciones de Educación y dar clases en colegios o institutos. Sin embargo, unas semanas de prácticas le han hecho cambiar de opinión y de aspiraciones. "La situación educativa me ha decepcionado, ahora quiero seguir formándome y hacer el doctorado, ya que he llegado hasta aquí y viendo que no se me ha dado mal, no voy a parar. Ahora mi meta es dar clases el día de mañana en la Universidad, y este premio ha sido un aliciente más para intentarlo", afirmó.

Josué Díaz ha seguido el mismo camino. En su caso, ha cursado este año el Máster Internacional en Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria, y en poco tiempo va a comenzar el doctorado con el que quiere especializarse en el estudio de los cetáceos. "Llegar hasta aquí no ha sido fácil, porque la formación no está al alcance de todos. Yo he tenido que ir empatando unas becas con otras y sigo en la misma situación, pero estoy convencido de que es el mejor camino, porque cada año salen 50 egresados en Veterinaria y no existe mercado para tantos". Josué valoró el premio como un incentivo, aunque piensa que "reconocimientos recibimos muchos, pero a la hora de la verdad hay muy pocas ventanas abiertas a la investigación, que es lo que más me gusta".

Investigación

El posgrado ha sido también el siguiente paso dado por Caterina Rodríguez, aunque esta vez en la Universidad de La Laguna, donde ha cursado el Máster en Biotecnología, a la que considera una de las áreas más novedosas y con más futuro dentro del ámbito de las Ciencias marinas. "La biotecnología marina está en auge, se está descubriendo como fuente importante de productos para crear fármacos anticancerígenos, antiinflamatorios... A eso le añadimos que vivimos en un sitios privilegiado, ya que Canarias es una de las zonas más ricas en biodiversidad, blanco y en botella".

También Caterina ha apostado por dar un paso más en el escalafón universitario y comenzar el doctorado en octubre. "Me gustaría investigar sobre el cultivo de dinoflagelados para la búsqueda de productos terapéuticos".

El caso de Laura Autón es diferente. También continuó su formación universitaria tras acabar en 2010 Ingeniería Técnica en Informática de Sistemas, pero no optó por un máster sino por hacer la licenciatura de Informática, accediendo directamente al segundo ciclo. "No tengo pensado en principio hacer ni máster ni doctorado. Preferiría trabajar, y si tengo que elegir, en algo que esté relacionado con la arquitectura de computadores. La informática tiene muchas salidas, y una de ellas muy extendida es la ingeniería del software, que da la casualidad, es la que menos me gusta, pero estoy capacitada, así que no cierro la puerta a nada".

Lo que sí tiene claro es que no quiere un puesto de trabajo en el que esté sobrecualificada, "cosa que en España está de moda" y mal pagada. "Antes de meterme en la carrera fui a muchas entrevistas y los sueldos eran, ahora que veo lo que cuesta aprovechar al máximo una carrera, para echarse a llorar. De ahí que piense en ir a lugares donde sí se me valore y pueda optar a trabajos donde haga lo que puedo hacer y además pueda aprender, y que se me pague lo que me merezco. España no es ese lugar".

Estos cuatro jóvenes, brillantes en sus currículum y en sus aspiraciones, dependen de becas para seguir avanzando, con paso firme, hacia esa sociedad del conocimiento que todos anhelan pero en la que muy pocos invierten.