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Crisis del coronavirus | Educación

Todos menos Mario

Los padres de un niño grancanario de cuatro años con asma deciden no llevarle por el momento al colegio ya que en su clase hay un total de 28 alumnos

Varios escolares durante la vuelta al cole el pasado martes en la capital grancanaria.

Miles de escolares volvieron el pasado martes a las aulas en Canarias en plena pandemia de Covid-19, pero entre ellos no se encuentra Mario -nombre ficticio que los padres han preferido usar-. Con tan solo cuatro años sufre asma, de manera que sus papás han decidido no llevarlo de momento al colegio público en el que estudia desde el año pasado y en el que este curso compartiría clase con otros 27 niños. El motivo es el miedo a que un posible contagio deje secuelas crónicas en su hijo, riesgo que a día de hoy los médicos no pueden descartar ante la falta de información que existe sobre las consecuencias que a la larga genera el virus en la salud. Aún así, no han conseguido el certificado médico que permitiría al centro educativo adaptar la enseñanza a la vía telemática, por lo que sus progenitores buscan alternativas que eviten que el menor quede fuera del sistema educativo.

El peregrinaje de esta familia comenzó hace casi dos años cuando al pequeño le diagnosticaron la enfermedad pulmonar. Desde entonces, la pareja se ha esforzado en combatirla no solo con el tratamiento. “Nos hemos hecho expertos en maduración pulmonar”, bromea el padre, que responde a las iniciales de P.L. Y es que según asegura, no han reparado a la hora de hacer “pequeños sacrificios” para que el asma no acompañe hasta la edad adulta a su hijo. “Nos dijeron que como padre puedes contribuir a evitar que se vuelva algo crónico si intentas que durante la infancia se produzcan los mínimos episodios asmáticos, por lo que nosotros nos hemos esforzado en tomar medias como, por ejemplo, no hacer planes fuera de casa cuando hay calima, porque es algo que agrava los síntomas del niño”, explica.

Ámbito familiar

Durante la pandemia, también han reducido los contactos al ámbito estrictamente familiar. “Mario no juega en parques o en la playa con otros niños y aunque él no se da tanta cuenta, nosotros sí lo vemos”, apunta el padre. Es por eso que a su pareja y a él les “cuesta entender” que esos pequeños sacrificios que tienen por objetivo un fin mayor se puedan ir por la borda en el colegio. “Quiero dejar claro que no estamos en contra de la enseñanza presencial”, aclara P.L., “el problema es que creo que los ratios de las aulas deberían hacerse acorde a las necesidades de las diferentes zonas, porque en la clase de mi hijo son 28 alumnos y si nos dicen que no se pueden hacer reuniones de más de diez personas, no entiendo que en una clase haya casi 30, aunque sean niños”, apostilla.

Para recibir enseñanza online necesitan un certificado que acredite su patología

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Situación que les llevó a acudir al pediatra para solicitar la certificación médica que requiere la Consejería de Educación para adaptar la enseñanza a las necesidades de los niños que presenten ciertas patologías. “Ni el médico de nuestro centro de salud ni al que llevamos a Mario en una clínica privada nos lo hicieron”, comenta al respecto el progenitor. Sobre el asma, la Asociación Española de Pediatría expone en una guía que elaboró con recomendaciones de expertos de diferentes especialidades para la reincorporación a la escuela de los niños con enfermedades crónicas que, aunque “es lógico pensar que el SARS-CoV-2 es también una causa potencial de exacerbación” de la enfermedad, “no parece que este virus afecte de manera significativa a los pacientes asmáticos, por lo que no son considerados como grupo de riesgo en la actual pandemia”.

No obstante, desde la Sociedad Canaria de Pediatría Extrahospitalaria recuerdan que hay que estudiar cada caso. “A los niños, en general, el virus les afecta muy poco, aunque obviamente no todos los asmas son iguales y depende del tratamiento, de las crisis que se produzcan al año o si el menor tiene otras patologías. Un asma mal controlado y con muchas complicaciones supondría un riesgo, tanto ahora como antes de la Covid, de cara a ir al colegio. Pero si no es así, se puede ir a clase cumpliendo las medidas establecidas por Sanidad y Educación”, explica la vocal de la entidad, María Eugenia Angulo.

En cualquier caso, los pediatras “no tienen la responsabilidad u obligación de justificar las faltas escolares”, tal y como recordaba el Colegio de Médicos de Las Palmas a principio de mes. Lo único que pueden hacer es emitir certificaciones acreditativas del estado de salud. Algo que volverán a intentar estos padres ya que los profesionales que atienden a niño tampoco les han dado garantías de que, en caso de contagio, no vayan a existir secuelas permanentes dada su enfermedad pulmonar, ya que como reconoce Angulo, “es algo que todavía se desconoce”.

Todo ello de cara a poder mantener al pequeño en su cole, pero con las clases telemáticas. “A nosotros nos gustaría que fuese así, porque queremos que siga en este centro, que es de enseñanza pública, porque lo cierto es que el curso pasado la vía telemática funcionó superbien, por eso nos ha sorprendido que ahora no sea algo que se contemple como sucede en China, donde es algo voluntario”. Por lo pronto, la pareja ha comenzado a contactar con colegios privados para ver cómo se han organizado en cuanto al reparto del alumnado, ya que aseguran que si no puede ser la enseñanza online, de tener garantías que en alguno de ellos haya “un grupo burbuja y reducido real”, tampoco tendrían problema en que Mario acudiera al aula.

“Un riesgo asumible”

El Ministerio de Educación estableció inicialmente que en cada aula hubiera 15 alumnos, como máximo podrían ser 20. No obstante, cada comunidad autónoma puede adaptar esta cifra en base a su situación sanitaria, tal y como recuerdan desde la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias que, para el caso concreto de Educación Infantil, fijó el ratio en 25. El problema es que en la clase de Mario hay 28 niños, por lo que sus padres consideran que no se está minimizando el riesgo de contagio. Esto, sumado al miedo de que en caso de coger el virus no existen garantías de que no queden secuelas crónicas en un menor asmático, ha llevado a la pareja a buscar alternativas como la enseñanza telemática, si bien aseguran no estar en contra de la presencial. “Si mi hijo no tuviera una enfermedad pulmonar iría sin problema al cole, y así será si tenemos que cambiarle de centro porque no pueda seguir en el suyo y nos dan garantías de que hay grupos reducidos y burbuja reales, porque que haya unos 12 niños que no se relacionan con otros es un riesgo asumible”, asegura P.L. |

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