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La primera ciudad de Marte

Diversos investigadores imaginan cómo podría ser la primera colonia en el planeta rojo | El diseño incluye desde su arquitectura hasta el estilo de vida de los habitantes

Boceto marciano con una vista aérea de Nüwa, una colonia en Marte concebida por el equipo de SONet. | | LP/DLP

Año 2100. Hace ya 60 años que las primeras misiones humanas tripuladas salieron rumbo a Marte. La primera ciudad del planeta rojo, Nüwa, ha ido abriéndose paso entre las rocas del acantilado de Tempe Mensa hasta convertirse en la primera colonia extraterrestre de la humanidad. Los registros ya hablan de un millón de habitantes. La mayoría son inmigrantes de la Tierra. Otros muchos, hijos del planeta rojo. Sus vidas podrían parecer sorprendentemente normales. Pero a cientos de millones de kilómetros del boliche azul, la civilización surge sobre unos pilares radicalmente diferentes.

Ya de vuelta al año 2021, recordado en el futuro como el año siguiente al covid-19, se divulgan los bocetos de Nüwa, que empezaron a tomar forma durante los fatídicos meses de confinamiento. Encerrados en sus casas, varios investigadores empezaron entonces a imaginar cómo serían los primeros asentamientos humanos fuera de la Tierra. “La próxima vez que pongamos un pie en otro mundo, tenemos que hacerlo de forma sostenible”, acordaron los miembros del Sustainable Offworld Network (SONet).

El menú de los ciudadanos marcianos incluirá algas, insectos y carne sintética

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Diseñar una ciudad en Marte no solo es un reto para la imaginación, sino que supone un desafío a nuestra mirada sobre la Tierra. “Hay que pensar, por un lado, en el concepto físico de la ciudad. Y, por el otro, en las necesidades de las personas”, explica Guillem Anglada-Escudé, uno de los fundadores del proyecto y científico del Institut de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC-CSIC). “No estamos pensando en plantar una bandera y ya está. Planteamos un modelo de desarrollo sostenible a largo plazo”, añade.

En el interior de Nüwa, una zona verde protegida. | | LP/DLP

El proyecto es el siguiente. Los cimientos de la ciudad marciana de Nüwa, que toma su nombre de la diosa china que creó la humanidad, deberían excavarse en la roca para proteger a los habitantes de las temperaturas extremas del planeta (donde la media es de -55 grados), de una atmósfera sin apenas oxígeno y de la intensa radiación solar. En la pared del acantilado, se construirían los habitáculos y las oficinas. Y en el valle, las zonas de ocio resguardadas bajo cúpulas transparentes. Así se irían construyendo cinco núcleos urbanos de 200.000 habitantes cada uno, hasta alcanzar el millón de marcianos.

“En Marte vamos a necesitar una sociedad cohesionada y solidaria. El individualismo no funciona en un planeta tan hostil”, reflexiona Miquel Sureda, fundador de Nüwa e ingeniero aeroespacial de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Las primeras misiones tripuladas a Marte, vaticina, estarán formadas por el personal científico y técnico que empiece a preparar el asentamiento. “Pero con el tiempo, las colonias también necesitarán médicos, profesores y artistas”, argumenta.

El factor humano es, de hecho, uno de los principales escollos con los que se enfrenta actualmente la exploración espacial. Porque la tecnología para ir a Marte está más o menos a punto (o lo estará en los próximos años). Falta saber si los humanos aguantarían física y psicológicamente la vida en otro planeta.

Los niños no tendrán asignaturas, habrá que aprender habilidades

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El futuro de Marte también se construirá en las escuelas. Los niños marcianos no tendrán asignaturas como tal, sino que deberán aprender a buscarse la vida. “En lugar de centrarse en conocimientos enciclopédicos, los alumnos deberán aprender a utilizar los recursos disponibles para adaptarse rápidamente a las innovaciones”, recalca el plan educativo de Nüwa. Las universidades, diseñadas para jóvenes y adultos, serán un lugar en el que aprender habilidades técnicas específicas. Como diseñar robots, programar algoritmos de inteligencia artificial y construir paneles solares.

En Nüwa está todo pensado. Hasta la comida. El menú marciano debería incluir fruta y verdura terrestre de kilómetro cero cultivada en Marte. Pero también algunas delicatessen como algas, insectos y carne sintética. “Tenemos que pensar en un sistema alimentario más eficiente”, argumenta Gisela Detrell, que es lapersona responsable de los sistemas de soporte vital de Nüwa e investigadora del Institute of Space Systems de la Universidad de Stuttgart (Alemania). Así que nada de agricultura, ganadería o pesca extensiva en el espacio. “Es un modelo insostenible”, defiende la científica.

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