La mentoplastia es una intervención quirúrgica para modificar el tamaño del mentón y lograr un rostro más proporcionado y atractivo, corrigiendo asimetrías faciales congénitas o provocadas por algún accidente.

Existen distintas formas de realizar una mentoplastia, tanto para aumentar como para reducir el mentón: mediante la incorporación de un implante; moviendo una parte del hueso hacia la parte interior o bien eliminando parte del hueso y reconstruyendo la zona.

Ahora bien, la elección de la técnica a utilizar en la mentoplastia puede condicionar el resultado, como advierte el doctor Jesús Manuel Basco, de la Unidad de Cirugía maxilofacial, Cirugía de cara, cuello y cabeza y Estética facial de Hospital Perpetuo Socorro. “Por norma no se recurre a materiales aloplásticos, es decir, prótesis de polietileno, silicona u otros materiales que no sean propios del mismo paciente que se somete a la intervención, puesto que pueden movilizarse o causar intolerancia y los resultados son inferiores y menos predecibles”, explica.

La mentoplastia permite un mentón más definido que aporta un perfil armónico, una disminución de la papada y un rostro simétrico y natural.

El especialista maxilofacial de HPS hace hincapié en los buenos resultados que se logran mediante las osteotomías, cortes planificados en el hueso que “permiten la remodelación del mentón tanto en defectos de proyección, dimensión transversal y altura, como en el caso de existir excesos”. Además, “en HPS utilizamos un bisturí ultrasónico que disminuye el edema, la inflamación y los riegos inherentes a la cirugía y aumenta la precisión en los cortes”, destaca. En su opinión, si realmente se trata de un problema óseo, “el uso de rellenos o ‘fillers’ como el ácido hialurónico solo causan un efecto efímero, pues el mentón es una zona de gran movilidad y deben inyectarse grandes cantidades para apreciar un resultado, con el coste que ello supone”. 

El doctor Basco incide en que, como en el caso de otras intervenciones, “la planificación es la base principal del tratamiento”. En este sentido recuerda la importancia de realizar un completo estudio de la relación del mentón con otras estructuras del rostro como maxilares, oclusión y, sobre todo, la nariz.

Preguntado por la complejidad de este tipo de intervenciones asegura que es “relativa”, ya que en general no suele durar más de una hora incluyendo la osteosístesis o fijación de los fragmentos óseos. “Se trata de una cirugía que puede considerarse semi-ambulatoria”, sostiene, aunque al poder repercutir en la vía aérea, “a veces se opta porque los pacientes permanezcan una noche ingresados para administrarles medicación endovenosa, antiinflamatoria y analgésica en modo preventivo”, aclara.

En la Unidad de Cirugía maxilofacial, Cirugía de cara, cuello y cabeza. Estética facial de HPS la mentoplastia se lleva a cabo con anestesia general, puesto que la sedación supondría una mayor incomodidad para el paciente y siempre se trata de que la experiencia sea lo más confortable posible, “máxime cuando es un procedimiento sobre un paciente sano y que busca una mejora de la imagen”, subraya el especialista.

Las recomendaciones posteriores a la intervención se limitan a evitar ejercicios violentos durante tres semanas ya que “el paciente puede realizar actividades ordinarias en el curso de una semana y en ningún caso precisa un reposo absoluto”, asegura Basco.

Tal como explica el especialista de HPS, la operación se realiza tanto en hombres como mujeres y no existe una franja de edad ni limitaciones para someterse a una mentoplastia, salvo las habituales, como enfermedades sistémicas que contraindiquen la cirugía y “las expectativas no realistas”. Por esta razón, lo fundamental es hablar con el paciente, que cuente con la suficiente información, exponga sus miedos, ideas, alternativas y, apoyándonos en simuladores que ayudan a reflejar el resultado, se pueda hacer una idea bastante aproximada de los efectos de la cirugía.

El estudio de la simetría previo, la clave

La mentoplastia puede realizarse de forma aislada pero es, en algunas ocasiones, un tratamiento auxiliar o complementario a otro tipo de cirugías como rinoplastias (corrección estética de la nariz) o cirugía ortognática (de reposición de maxilares). Realizar un estudio de la simetría previo es clave para determinar qué cirugía o combinación de cirugías es la más idónea en cada caso. Según el doctor Basco: “Es habitual que los pacientes quieran corregir una nariz grande, pero no centran la atención en un déficit en el mentón y el tercio inferior, que es realmente el problema estético que acentúa esa desproporción facial. En estos casos es necesario realizar una perfiloplastia, la combinación de rinoplastia y mentoplastia”, explica.

Aunque la mentoplastia es una técnica principalmente estética, desde el punto de vista funcional puede ser considerada un instrumento eficaz en casos de SAHOS (Síndrome de Apnea Hipopnea Obstructiva) ligero, cuando los pacientes con mandíbula y mentón pequeños tienen un problema derivado de la inserción de la musculatura de la lengua en la cara interna del mentón.

“El paciente puede realizar actividades ordinarias tras una semana y en ningún caso precisa un reposo absoluto”, asegura el doctor Basco.

A pesar de que lo más frecuente es el déficit de mentón, “en otras ocasiones lo que ocurre es que se precisa una reducción tanto en altura como en anchura para voluminizar o feminizar ese rostro”, añade Basco. Así, la mentoplastia también es una técnica quirúrgica necesaria en tratamientos multidisciplinares de reasignación de género o pacientes transgénero.

En definitiva, gracias a la mentoplastia es posible equilibrar la apariencia de la cara, con un mentón más definido que aporta un perfil armónico, una disminución de la papada y una apariencia simétrica y natural con una cicatriz imperceptible.