El sueño de Carlos Hernández Da Silva siempre ha sido surcar el mar. Desde muy pequeño, se divertía mirando los grandes buques atracados en el puerto de Santa Cruz de Tenerife soñando que algún día sería él quien cruzase de popa a proa la cubierta de aquel barco. Hoy, ya con 24 años y una carrera universitaria a sus espaldas, a pesar de haber logrado destacar entre 500 aspirantes de todo el país y conseguir una de las 20 plazas públicas ofertadas en la Marina española, no podrá acceder a ella porque padece diabetes.

«No apto». Esas dos palabras son las que ahora han fulminado su sueño. A pesar de haberse graduado en Naútica y Transporte Marino y haber demostrado ser uno de los mejores en el proceso selectivo de la Marina (quedó en el puesto 11 de 20), no es «apto» para unirse al Ejército. Su proceso se estancó en la segunda fase, la de los reconocimientos médicos realizados por el Ejército. Hasta el momento ha realizado un total de tres, en Tenerife, Gran Canaria y hasta en Madrid y todos han acabado con el mismo resultado: Carlos Hernández no es apto para acceder a la rama naval del Ejército. La razón principal es su patología de base, una diabetes tipo 1 que padece desde que cumplió los nueve años y que desde hace diez tiene «muy bien controlada». «Mi endocrinólogo me ha llegado a decir que soy de los casos que lo tiene mejor controlado de todas las Islas», señala Hernández, que explica que su índice glucémico suele estar siempre por debajo de 7.

Su discriminación, no obstante, tiene otro condicionante, y es que desde hace dos años, existe una norma estatal en la que se elimina la diabetes como causa de exclusión en los procesos selectivos. El Boletín Oficial del Estado de 20 de febrero de 2019 trasladó, a este respecto, un acuerdo del Consejo de Ministros por el cual se eliminaba la diabetes de las causas de exclusiones médicas exigibles para el acceso al empleo público al tiempo que se limitaba como causas de exclusiones médicas exigibles en todas las convocatorias de pruebas selectivas de Fuerzas Armadas y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

A esto último es a lo que se ha agarrado el Ejército, que en respuesta a un escrito de reclamación interpuesto por la Asociación de Diabetes de Tenerife (ADT) –a la que el afectado quiso acudir cuando esto ocurrió– aseguró que se trataba de una valoración médica correcta. «Al aspirante se le ha aplicado el Apartado A-5 del cuadro médico de exclusiones», señala el escrito remitido desde el Ministerio de Defensa. Dicho apartado tiene en cuenta como motivo de exclusión los «procesos endocrino metabólicos que produzcan alteraciones morfológicas o funcionales de importancia pronóstica o que requieren terapia sustitutiva continua y sean incompatibles con la profesión militar». Para la ADT, la situación resulta «totalmente discriminatoria» y «absolutamente contraria al texto y al espíritu de la Orden dictada por el Consejo de Ministros en 2018”. Asimismo, desde la Asociación han puesto el caso en mano de un abogado especialista sanitario en procesos discriminatorios por padecer diabetes y señalan que «casi con toda seguridad, se presentará un recurso de vulneración de derechos fundamentales ante la Institución judicial competente».